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JUAN CARLOS LESMES BORDA UN DOCENTE EGRESADO DE LA INSTITUCION EDUCATIVA NORMAL SUPERIOR, ACTUALMENTE LICENCIADO EN EDUCACION BASICA CON ENFASIS EN LENGUA CASTELLANA DE LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA A DISTANCIA

viernes, 12 de junio de 2009

EVALUACION POR PROCESOS














UNIVERSIDAD DEL TOLIMA



INSTITUTO DE EDUCACIÓN A DISTANCIA


PROGRAMA DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN LENGUA CASTELLANA

CREAD

ICONONZO TOLIMA





EVALUACIÓN POR PROCESOS





NÚCLEO PROBLEMICO 1




  1. ¿CUAL ES EL ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA EVALUACIÓN?

Antes de iniciar a reproducir cualquier material o abordar la temática, quisiera iniciar desde una optica personal a opinar acerca del proceso transcental en la vida de un estudiante como lo es la evaluacion, son bastantes los factores tematicos que podriamos referenciar en el asunto de evaluar, pero uno de los factores primarios es que la evaluacion es el proceso de mayor compejidad en el ser humano, que requiere aplicar mayor estratigias y sin duda alguna emplear la justicia, uno de los factores que podremos abordar en este espacio es que los educaodores presentamos bastantes falencias en esta actividad.


segun los aportes en la webgrafia: http://www.chasque.net/gamolnar/evaluacion%20educativa/evaluacion.04.html "La evaluación que no ayude a aprender de modo más cualificado (discriminatorio, estructurador, relevante, emancipador, con mayor grado de autonomía y de responsabilidad ...) en los diferentes niveles educativos es mejor no practicarla"...


Como dice Stenhouse (1984), "para evaluar hay que comprender. Cabe afirmar que las evaluaciones convencionales del tipo objetivo no van destinadas a comprender el proceso educativo. Lo tratan en términos de éxito y de fracaso". En su opinión, "el profesor debería ser un crítico, y no un simple calificador".


Ahora bien, hablar del origen de la evaluacion es conocer un poco sus antecedentes historicos vamos a centrar nuestro perspectiva en los criterios de el MINISTERIO NACIONAL DE EUCACION "En los años sesenta y parte de los setenta las políticas de evaluación y promoción de estudiantes establecían la necesidad de centrar los esfuerzos en la definición de promedios sumativos de calificaciones en escala numérica de manera periódica. En esa época el país contaba con un currículo preestablecido de orden nacional y se emprendían procesos evaluativos de orden netamente cuantitativo.
A partir de la expedición de la Ley General de Educación (1994) se da una profunda reforma a la educación. Se establece el Proyecto Educativo Institucional (PEI), como la carta de navegación de las instituciones educativas, permitiendo así contemplar las diferencias socioculturales del país. Esto implica el cambio de un currículo centralizado, único, basado en objetivos; a la definición de currículos más pertinentes, en el marco de una política general que busca desarrollar competencias. En este sentido, la evaluación ya no es sumativa (promedio de calificaciones numéricas por períodos lectivos), sino formativa, integral y cualitativa; ello condujo la expedición de nuevas normas sobre el tema, tales como el Decreto 1860 de 1994, y los decretos 230 y 3055 de 2002. En dichas normas se empieza a concebir la educación y por ende los procesos de evaluación desde el marco de las competencias y de esta forma la evaluación al interior de las prácticas de aula cobra un sentido distinto.
Hablamos entonces de una evaluación que se abre hacia la valoración no solamente de los avances del estudiante en su formación integral, sino que también involucra a los distintos actores educativos de una forma comprometida y dinámica. Con esto los padres de familia, los docentes, los directivos docentes, la institución y el sistema educativo mismo, adquieren un protagonismo esencial en los procesos evaluativos de los estudiantes y en el acompañamiento de estos para el logro de las competencias básicas."


2- ¿cual enfoque pedagogico evidencia el concepto de evaluación actual?


En este segundo cuestionamiento vamos a referenciar la mirada que tiene el MINISTERIO DE EDUCACION NACINAL, al momento que presentaba el marco conceptual de EVALUAR ES VALORAR "La evaluación como herramienta para el mejoramiento permanente de la calidad de la educación. La Revolución Educativa estableció como ejes de acción para el mejoramiento de la calidad de la educación enmarcados en un ciclo: los estándares básicos de competencias, los procesos de evaluación y el diseño e implementación de planes de mejoramiento institucional.



Como punto inicial del ciclo de la calidad se han construido y divulgado los estándares básicos de competencias, los cuales establecen las metas de llegada por conjunto de grados de lo que los estudiantes deben ser, saber y saber hacer. Estos referentes básicos comunes son los criterios frente a los cuales se valoran los aprendizajes de los estudiantes en cuatro competencias básicas: comunicativa, científica, matemática y ciudadana, como una apuesta nacional para que los niños, niñas y jóvenes del país logren cada vez mejores desempeños en contextos nuevos y retadores. La segunda instancia del ciclo es la evaluación de los estudiantes, de los docentes y de las instituciones. Allí el norte del trabajo común es el Proyecto Educativo Institucional (PEI) que define la misión y la visión de lo que se espera alcanzar en la formación de los estudiantes. Las pruebas censales se diseñan para valorar el desempeño escolar de los niños, niñas y jóvenes del país teniendo como marco de referencia a los estándares básicos de competencias.



Así, los resultados de la evaluación nos dan información objetiva para tomar decisiones con sentido, que orientan el establecimiento de prioridades en el Plan de Mejoramiento Institucional (PMI), el cual conforma la tercera instancia del ciclo de calidad."



3-¿ CUALES SON LOS SUJETOS Y OBJETOS DE LA EVALUACION EDUCATIVA?


La mirada actual de la evaluación, exige para el maestro un lugar de mayor responsabilidad en tanto los informes de los estudiantes ya no son un compendio de números que no dicen con exactitud la diferencia entre un estudiante y otro, sino que deben ser la herramienta de comunicación del logro de los estudiantes entre los maestros, padres de familia y los mismos estudiantes.
Por lo anterior, resulta esencial en el aula que no se realicen únicamente aplicaciones de pruebas en un corte de tiempo definido sino que realmente se implementen procesos permanentes de evaluación cualitativa, integral y formativa. Así, el trabajo de evaluación debe procurar responsabilizar a los maestros de las acciones pedagógicas necesarias para facilitar el aprendizaje; a los estudiantes de sus procesos de avance; y a los padres de familia del acompañamiento de sus hijos.
Una evaluación adecuada y transparente hace explícitas sus reglas y objetivos en relación con los desempeños que evalúa y permite abordar estrategias para los aprendizajes que se dificultan. Es importante que la práctica de la evaluación de aula dé una retroalimentación asertiva que empodere a los estudiantes para seguir mejorando. En relación con lo anterior, el reto de la institución educativa es establecer un sistema de evaluación coherente con lo establecido en el proyecto educativo institucional y consensuado con sus docentes.
Entendemos la importancia de adelantar una discusión amplia sobre las maneras como se está llevando a cabo la promoción de los estudiantes en las instituciones educativas, para entender la responsabilidad e impacto que tiene la evaluación en el paso de los niños de un nivel a otro. Los procedimientos para la promoción deben generar una reflexión permanente de la institución educativa centrada en el logro de que todos los niños alcancen los desempeños esperados y de esta forma no se fomente la pérdida de estudiantes, y sí más bien se asegure consensos para su beneficio.
La invitación a la comunidad educativa es que avancemos hacia el cambio de una cultura de la evaluación, donde se deje de pensar en ésta como una herramienta punitiva o de sanción y más bien se asuma como el aporte que le da al proceso educativo dentro del marco de mejoramiento de la calidad, constituyéndose en una instancia articulada de prácticas pedagógicas cada vez más dinámicas e incluyentes.



Adicionalmente deseamos compartir la reproduccion del Articulo "La Evaluacion en el Aula de FRANCISCO CAJIAO RESTREPO "(*)




FRANCISCO CAJIAO RESTREPO (*)
La evaluación en el aula
Uno de los problemas con los que se enfrenta diariamente un maestro o maestra es la evaluación de sus estudiantes. Cada día tiene que enfrentar la responsabilidad profesional de enseñar a un grupo, usualmente numeroso, una lección de matemática, historia, biología, literatura o física. Esta tarea, de por sí complicada, choca con la situación del grupo en ese momento: intereses distintos, capacidades heterogéneas en cada estudiante, la relación que ese maestro haya logrado establecer con sus alumnos y la expectativa que los estudiantes tengan con respecto a lo que se les está enseñando.Antes de llegar a la clase, el profesor ha tenido que preparar su lección, escoger materiales, idear estrategias para motivarlos… Durante una o dos horas estará con ellos y tendrá que permanecer atento a la forma como se desenvuelve la sesión, llamarle la atención a algunos y verificar varias veces si están siguiendo la exposición o desarrollando las actividades que ha programado. Seguramente, hará preguntas o responderá inquietudes. La mayor parte de los maestros dejará alguna tarea para hacer en la casa y, periódicamente, tendrá que comprobar si todos han aprendido lo que pretendía enseñarles.
Cuestionamientos apropiados
Este es el momento de la evaluación formal, que implica elegir una estrategia específica para indagar si los estudiantes han aprendido: puede escoger un examen breve o uno extenso, con preguntas de respuesta múltiple, o de respuesta abierta; tal vez decida hacer una interrogación oral o un trabajo por grupos; quizás les permita usar libros o les exija absoluto silencio; en fin, tiene una gama muy amplia de posibilidades para confrontar el aprendizaje. Luego llevará a su casa un gran volumen de papeles para corregir, porque no da sus clases a un solo grupo sino a varios, de tal manera que es posible que en una semana tenga que revisar muchas pruebas. Mientras lee las respuestas de los estudiantes puede sentir una gran satisfacción porque la mayoría ha dado buenos resultados, o puede sentir la preocupación de que el tema que está verificando no ha sido comprendido por la mayoría. En este caso, un buen maestro se preguntará si realmente no han aprendido o si la prueba que propuso estaba mal diseñada. Incluso puede cuestionarse si lo que enseña tiene algún interés para sus estudiantes.Pero muchos no se detienen a hacerse estas preguntas sino que se limitan a reprobar a quienes no dieron respuestas satisfactorias, sin tener tiempo para indagar dónde están sus dificultades y buscar estrategias para remediarlas. Usualmente sólo les dirán que van muy mal y que, de ese modo, no aprobarán la asignatura.Al final de un período académico ciertos niños y niñas y sus familias recibirán la noticia de que van muy mal en varias asignaturas y que si no estudian mucho, tendrán que repetir el curso. Pero no siempre se puede identificar qué pasa con esos niños, qué dificultades tienen, en qué son buenos, dónde están sus fortalezas.Palabras más, palabras menos, esta es la cotidianidad de la evaluación escolar en muchos colegios. Desde luego, no se puede generalizar, porque hay algunas instituciones que logran dar a la evaluación un valor pedagógico real, y dedican tiempo y esfuerzo para motivar a sus profesores en la búsqueda de estrategias orientadas al desarrollo de los talentos de los estudiantes.
Sobre el aprendizaje y la evaluación
Esta descripción permite establecer unos cuantos criterios para trabajar un tema tan importante en la vida escolar.En primer lugar es fundamental que los maestros tengan claro qué esperan que aprendan los alumnos. Esto le facilitará la preparación de sus sesiones de clase, pues podrá centrar la atención en lo importante, y podrá elegir los materiales y actividades más apropiados para que ellos se acerquen a adquirir la información, el método y las habilidades necesarias para el fin propuesto. La evaluación, entonces, tendrá que orientarse a verificar esos objetivos que se estaban buscando.Estas dos recomendaciones que parecen simples, en realidad no siempre se cumplen, pues en muchas ocasiones las evaluaciones no corresponden a lo que se enseñó, ni son claras en su intención de verificar los aprendizajes centrales que se perseguían.Pero, aparte de los problemas propios de la enseñanza (qué se enseña, cómo se enseña, cómo se evalúa), hay muchas diferencias en la forma como aprenden los niños. El aprendizaje es un proceso completamente individual y cada persona, desde su infancia, va construyendo estrategias propias para aprender, que dependen de sus intereses, de sus habilidades y talentos particulares, del entorno en el cual se vive, de la valoración social que se le dé a ciertos conocimientos en el ambiente familiar o en el entorno escolar, y de la motivación que experimenten los estudiantes frente al estudio. A esto hay que añadirle las dificultades que se presentan en el proceso de aprendizaje por limitaciones biológicas o por trastornos emocionales. Además, en cada etapa evolutiva, el aprendizaje tiene características propias que han sido muy estudiadas por la psicología.Estas consideraciones muestran la complejidad del proceso educativo, especialmente en las primeras etapas de la vida (educación básica), cuya finalidad es acompañar a niños y niñas en su proceso de maduración intelectual, social y afectiva. La tarea de las instituciones educativas es proveer todos los apoyos necesarios para que cada estudiante pueda ir lo más lejos que sea posible, de acuerdo con sus capacidades, en su formación como un ser humano capaz de llevar una vida autónoma y productiva.La evaluación, en este contexto, debe permitir a los maestros, a las familias y a los propios estudiantes tener el mayor conocimiento posible de las capacidades y dificultades de cada uno, en los diversos campos que la escuela y la sociedad le proponen como camino para su progreso intelectual y social. Pero, adicionalmente, les debe ofrecer oportunidades de desarrollar aquellos talentos naturales en los cuales se sienten más fuertes y superar las dificultades que puedan encontrar en campos que les son indispensables para desenvolverse en una sociedad cada vez más exigente en los niveles de conocimientos básicos colectivos. Si un estudiante, por ejemplo, tiene un gran talento musical y muestra dificultades en su expresión escrita, es necesario darle la oportunidad para que progrese en la música y es indispensable ayudarle a superar sus problemas de escritura.Estas orientaciones sobre la evaluación están consignadas en las normas vigentes sobre el tema, pero se requieren avances para ponerlas en práctica en el desarrollo pedagógico de cada colegio.La movilización social que ha propuesto el Ministerio de Educación Nacional para todo el año 2008, en torno a la evaluación, tiene la finalidad central de estimular una discusión amplia en la cual puedan participar los maestros, los directivos de los colegios, las universidades, los padres y madres de familia y, muy especialmente, los propios estudiantes. Si bien se pretende revisar la normatividad vigente, como fue solicitado por muchas personas durante las discusiones del Plan Decenal de Educación 2006-2016, lo fundamental no es la norma sino las prácticas escolares que aseguren el cumplimiento de los propósitos centrales de la educación básica.(*) Investigador educativo. Fue director de la división de educación de la Fundación FES, desde donde impulsó proyectos como Atlántida, Nautilus y Pléyade. Asesor de Colciencias entre 2000 y 2004.Hasta diciembre de 2007 se desempeñó como Secretario de Educación de Bogotá. Miembro permanente de la Academia Colombiana de Pedagogía y Educación. Columnista de El Tiempo, ha publicado varios libros y numerosos artículos. Actualmente está encargado del debate nacional sobre la evaluación, que impulsa el Ministerio de Educación.
La evaluación en el aula, al tablero no.44La evaluación en el aulaFRANCISCO CAJIAO RESTREPO (*)