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JUAN CARLOS LESMES BORDA UN DOCENTE EGRESADO DE LA INSTITUCION EDUCATIVA NORMAL SUPERIOR, ACTUALMENTE LICENCIADO EN EDUCACION BASICA CON ENFASIS EN LENGUA CASTELLANA DE LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA A DISTANCIA

viernes, 27 de noviembre de 2009

NUCLEO PROBLEMICO 1



UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
INSTITUTO DE EDUCACION A DISTANCIA
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN LENGUA CASTELLANA
TUTORIA 1
NÚCLEO PROBLÉMICO 1
LENGUAJE, LITERATURA Y FORMACIÓN INTEGRAL
LUCERO MONJE
TUTORA
JUAN CARLOS LESMES BORDA
083002002007
FELIX ROBERTO MARTINEZ CRUZ
083055332005
ICONONZO -TOLIMA
Septiembre 12 de 2009



TITULO
LECTURA Y LITERATURA
NUCLEO PROBLEMICO 1
PREGUNTAS GENERADORAS



¿Qué reflexiones se han conocido en torno a la forma en que se enseña la literatura?
Para comprender mejor el sentido de las reflexiones en torno a la forma en que se enseña la literatura, anhelamos compartir un artículo publicado en la WEB, http://dintev.univalle.edu.co/cvisaacs/index2.phpoption=com_content&do_pdf=1&id=616:
Notas sobre un panorama nacional de la educación
El panorama de la educación en los países Latinoamericanos comparte sin duda ejes problemáticos. Pero el conocimiento de estos ejes depende de la circulación y conocimiento de bibliografía escrita por los docentes de cada uno de estos países para conocer las especificidades y generalidades en cada caso. A partir de los libros escritos por Beatriz Actis sobre la enseñanza de la Literatura cuyo contexto es Argentina, se pueden señalar similitudes con el caso colombiano sobre la educación:
Se reconoce la existencia y permanencia de una educación tradicional, cuyas prácticas parecen impermeables a los cambios generacionales, tecnológicos, en los que subyace una visión de la educación como un adiestramiento. Se enseñan contenidos y temáticas, saberes incuestionables.
Los gobiernos establecen, a través de leyes y documentos oficiales, visiones confusas sobre el quehacer docente y los contenidos objeto de enseñanza.
La actividad de las editoriales en la producción de los textos escolares, determina en gran medida el currículo de contenidos de las áreas de español y literatura.
En el caso colombiano es relevante comentar dos reflexiones que establecen el campo problemático de las discusiones en las licenciaturas del país. La primera de ellas es el artículo Educación tradicional y pedagogía crítica (2002) del profesor Humberto Quiceno, que a través de un recorrido histórico - conceptual sobre la educación y la pedagogía reconocerá diferencias y relaciones de ambos conceptos para concluir que en el caso de nuestro país:
1. (...) todavía existe una confusión entre educación y pedagogía, que ha sido producida por el discurso del Estado y su discurso educativo que siempre ha entendido que la educación es creación de cultura, de pensamiento, de formación autónoma y que puede llevar a la ciencia. Lo que ha demostrado la pedagogía es que la educación no busca estos ideales sino, por el contrario, instruir y conformar el individuo con la disciplina, las fuerzas de la producción y los aparatos de saber que buscan, ellos sí, la reproducción del poder (...) Esto significa que no se puede hablar de pedagogía tradicional, siempre es intempestiva, es decir, la encontramos en todos los tiempos y siempre su función ha sido criticar la educación.
Lo que sí existe es una educación tradicional, que no sería otra cosa que educación que se mantiene en un país sin crítica, sin una reflexión que la dinamice, sin discursos que la lleven a otros lugares distintos del control como lo son las profesiones, los oficios, la cultura del Estado y las demandas del mercado.
Pensar en las tradiciones que han rondado las prácticas educativas, significa poner en crisis concepciones sobre el rol del docente. Subyace a esto, una discusión de posiciones encontradas en el país, que divide los planes de pregrado con título de licenciaturas: El profesor puede o no necesitar la formación en pedagogía y didáctica. La reflexión sobre el papel docente en el país se encuentra divida, de hecho se pone en duda su profesionalización cuando el gobierno establece por decreto que profesionales de otras disciplinas pueden ser docentes en los colegios públicos. Ingenieros, biólogos etc., pueden entrar a las aulas de clase sin ninguna reflexión pedagógica sobre el quehacer docente.
Se alega que el conocimiento en profundidad de una disciplina y el gusto por el conocimiento, son suficientes para que el profesor encuentre los medios didácticos y su propia reflexión pedagógica. Afirmar lo anterior trae como consecuencia deslegitimar el componente pedagógico de las licenciaturas, de hecho deslegitima la profesionalización del docente.
En contraposición, aquellos que se han hecho poseedores de un pensamiento crítico sobre la educación, plantean que es necesaria una mediación en la formación de docentes, porque los egresados de licenciaturas y todo aquel que entra al campo de la docencia lo primero que hace es repetir modelos educativos, discursos cuya longevidad o permanencia debe ser puesta en cuestión, de acuerdo a los contextos que el docente encuentre en su práctica, pero esto no es posible si el docente no tiene claro qué herramientas puede utilizar para hacer evidente la problemática de su campo de acción.
Centro Virtual Isaacs http://dintev.univalle.edu.co/cvisaacs Potenciado por Joomla! Generado: 11 September, 2009, 16:03
2. Un contexto posible para la didáctica de la literatura en Colombia
Este es el marco general en el que se encuentra planteada la didáctica de la Literatura, sus retos son en perspectiva con estas problemáticas que también han penetrado en el campo del saber literario.
Hoy el saber literario se encuentra cuestionado. En primer lugar, lo que Beatriz Actis menciona como competencia literaria no tiene una definición sobre el campo de acción, en sus propias palabras, se le define según el acuerdo al que
pueda llegar un grupo de docentes en literatura, a través de su práctica profesional. Esto da cuenta de un problema de fondo en la disciplina, su objeto ha entrado en una especie de indefinición epistemológica. En Colombia, desde el área de trabajo de la Promoción de Lectura, Silvia Castrillón menciona también la competencia literaria; esta noción la aporta Graciela Montes sin mayores especificaciones.
¿ De qué manera se maneja la pedagogía de la lectura en relación con la pedagogía de la lectura?
Para responder a este cuestionamiento desde el punto de Vista de Tempo Giardinelli, en su libro Volver a leer nos ofrece una excelente definición de Pedagogía de la Lectura. Dice lo siguiente: “Consiste en el estudio de las actitudes, habilidades, prácticas y estrategias de lectura de una sociedad determinada. Incluye el análisis de usos y costumbres en los modos de lectura, la investigación y las propuestas tendientes al desarrollo de una sociedad de lectores, y se apoya en los mediadores de lectura, que son aquellos que actúan profesionalmente en el campo de la educación (docentes y bibliotecarios) y también los familiares, que son los primeros y más cercanos inductores de lectura de toda persona.
Una Pedagogía de la Lectura debe ser reclamada clamorosamente por todos y, especialmente, por los docentes. Se debe abogar por una pedagogía que no se refiera solo a la formación en las aulas o centros universitarios para alumnos y docentes, sino que sea una meta social y universal que esté presente en los espacios abiertos y múltiples de toda comunidad.
¿ Cual es el propósito de enseñar a leer la Literatura?
Pero fundamentalmente –y este es el objetivo primero y principal de la pedagogía de la lectura- lo que se busca es sembrar la semilla del deseo de leer y estimular todas las posibles prácticas lectoras. Procura que todas las personas lean y se orienta a fortalecer los hábitos lectores de las personas que ya leen, y a brindarles ideas y estrategias para que ellas mismas ayuden a que más personas quieran leer”
Haga una reflexión en torno al siguiente pensamiento “SOLO CON GOCE Y PLACER HAY PRODUCCION, LECTURA, ESCRITURA, INVESTIGACIÓN Y APRENDIZAJE”
En este contexto, son claves palabras como: actitudes, habilidades, prácticas y estrategias, ellas se presentan como palabras mayores, ya que precisan campos del conocimiento que todo docente debe manejar con total dominio, tanto en la conceptuación teórica como en su práctica experiencial.Igualmente, las voces: análisis, investigación y propuestas, centran la atención en la personalidad profesional crítica y reflexiva que debe caracterizar al docente, es decir, que el accionar de su labor exprese un buen uso de los niveles altos del dominio intelectual, aunados a una capacidad creativa comprometida solidariamente con los retos educativo-sociales y con la urgencia de dar respuestas efectivas para ellos.Apoyo, mediadores, bibliotecarios, padres de familia, constituyen también expresiones que ubican al docente como un eje mediador central en todo campo de trabajo de pedagogía de la lectura, fundamentalmente en las relaciones humanas de primerísima importancia: docente-docentes, docente-bibliotecarios, docente-alumnos, dentro de la escuela; docente-padres de familia, docente-comunidad, más allá de ella.
¿que papel juega el lector en la construcción del texto?
Las concepciones teóricas y pedagógicas sobre la lecto-escritura pueden enriquecerse explorando y experimentando el uso de materiales y entornos de lectura que no implican directamente la producción de marcas en el papel. La observación y análisis de las estrategias que entran en juego durante la exploración y el procesamiento cognitivo de textos en formato hipermedial pueden contribuir a una mejor comprensión de los procesos de lectura y a cualificar los modelos y prácticas de enseñanza (Henao Alvarez, 2002). Si se conocen los procedimientos y estrategias que utilizan los lectores para captar el sentido de un texto, y cual es su relación con el aprendizaje, es posible diseñar nuevos y mejores materiales de estudio en estos formatos que estimulen el nivel de competencia lectora en los alumnos, lo que a su vez tendría un impacto positivo en el desempeño académico que logren en las diversas áreas curriculares.
La lectura de un texto, en formato impreso o electrónico, es un proceso activo de construcción de significado. Para captar el sentido de lo que están leyendo, los lectores deben relacionar la información que ofrece el texto con su bagaje cultural y sus experiencias personales. Aunque este proceso de construcción de significado es invisible mientras el lector va desplazando su mirada sobre la página de un texto impreso, la tecnología informática permite que sea parcialmente visible. En efecto, es posible registrar las decisiones y elecciones que hace el lector a medida que activa ciertos hiperenlaces y va navegando un texto hipermedial. Cada nodo, lexia, segmento, o párrafo elegido es una acción
estratégica en la construcción del significado del texto. Según Bolter (1998) el lector colabora con el autor en la creación del texto, en el sentido que cada enlace escogido determina lo que a continuación podrá ver en la pantalla.
¿Que implicaciones se presentan en el proceso en donde el autor construye el lector y viceversa?
El lector
Diversos componentes facilitan u obstaculizan la comprensión del lector, entre estos se encuentran; por ejemplo, las estrategias cogni-tivas de muestreo, predicción, inferencia verificación y autocorrección (Goodman, 1982). Dichas estrategias se emplean para construir significados y son utilizadas por los lectores de manera espontánea, y en muchas ocasiones nunca toman conciencia de su uso.
Muestreo: Es la capacidad que posee el lector para seleccionar cognitivamente las palabras e ideas más significativas del texto para construir los significados: “el texto provee índices redundantes que no son igualmente útiles; el lector debe seleccionar de estos índices solamente aquellos que son más útiles; si los lectores utilizaran todos los índices disponibles, el aparato perceptivo estaría sobrecargado con información innecesaria, inútil o irrelevante” (Goodman, 1982: 21). El lector procesa aquellas palabras o ideas significativas para él y no todas las palabras percibidas visual o táctilmente; en síntesis, el cerebro es el que lee y no el ojo.
Predicción: Es la capacidad que posee el lector para anticipar los contenidos de un texto; por medio de ella se puede prever el desenlace de un cuento, una explicación o el final de una oración; es decir, la predicción permite construir hipótesis relacionadas con el desarrollo y con la finalización de un texto.
Inferencia: Es la capacidad para deducir y concluir acerca de aquellos componentes del texto que aparecen implícitos. La inferencia permite hacer claro lo que aparece oscuro en el texto; al respecto dice Goodman (1982, 22):
La inferencia es un medio poderoso por el cual las personas complementan la información disponible utilizando el conocimiento conceptual y lingüístico y los esquemas que poseen. Los lectores utilizan estrategias de inferencia para inferir lo que no está explícito en el texto. Pero también infieren cosas que se harán explícitas más adelante; la inferencia es utilizada para decidir sobre el antecedente de un pronombre, sobre la relación entre caracteres, sobre las preferencias del autor, entre otras cosas.
WEBGRAFIA:
http://www.colombiaaprende.edu.co/html/mediateca/1607/articles-106512_archivo.pdf
http://gracielazarateleon.blogspot.com/2007/08/por-una-pedagoga-de-la-lectura-como.html

sábado, 14 de noviembre de 2009

RECOPILACION III


VALSANDO

Casta madonna del siglo trece,En fondo de oro la blanca luna;Un cielo inmenso, sin mancha alguna,Que al que lo mira rejuvenece,Y en su éter puro nos desvanece,Dando alas de ángel al corazón:Y en mis oídos vibrando el rápidoVals embriagante de aquellos díasEn que girando loca de júbiloEntre mis brazos amanecías,Y negra hallábamos el alba hermosaQue con sus tintas de perla rosaNos daba el toque de dispersión.En esta noche, bajo este cielo,A sus compases inflamadores,Que alegre mi alma levanta el vueloY torna al cielo de sus amores,ya percibe tu aura de flores,YY el dulce peso...


DECIAMOS AYER...

Sobre tema de Ella Wheeler, dedicado a mi amigo C. M. S.

Como Fray Luis tras de su largo encierro
"Decíamos ayer . ." también digamos.
¿Han pasado años? En la cuenta hay yerro,
O nosotros con ellos no pasamos.

Donde ayer lo dejamos, dulce dueño
Recomencemos. Recogiendo amantes
Los rotos hilos del antiguo sueño
Sigamos arrullándolo como antes.

Respetuosa apartemos la mirada
De tumbas que haya entre partida y vuelta.
Y si hubiere una lágrima ya helada
Ruede al calor del corazón disuelta.

Olvidemos la herrumbre que en el oro
De la rica ilusión depuso el llanto,
Y los hielos que pálido, inodoro
Dejaron el jardín que amamos tanto.

Olvidemos el hado que hizo injusto
De nuestros corazones su juguete,
Y regalemos la orfandad del gusto
Con el añejo néctar del banquete.

¡No es tarde, es tiempo! Olvida la ígnea huella
Que al arador pesar cruzó en frente.
Para mis ojos tú siempre eres bella
Yo para ti soy llama siempre ardiente:

Llama que hoy mismo a mi pupila fría
Surge desde el recóndito santuario
Pese a la nieve que en mi sien rocía
El invierno precoz del solitario.

Mírame en estos ojos que tu imagen
Extáticos copiaron tantas veces.
Allí estas tú, sin lágrimas que te ajen
Ni tiempo que interponga sus dobleces.

Búscame sólo allí, que yo entretanto
En los tiernos abismos de tus ojos
Torno a encontrar mi disipado encanto,
La juventud que te ofrendé de hinojos.

¡Mi juventud! espléndida al intenso
Reverberar de tu alma ingenua y pura,
Con brisas de verano por incienso,
Y por palma de triunfo tu hermosura.

¡Mi juventud! por título divino
Espigadora en todo lo creado;
Nauta en persecución del vellocino
De cuanto fuese de tu culto agrado.

Islas de luz del cielo, margaritas
De colgantes jardines y hondos mares,
Néctar de espirituales sibaritas,
Soplos de Dios a humanos luminares:

Las miradas del sabio más profundas
Y del tal vez más sabio anacoreta;
Las perlas de Arte, hijas de amor fecundas;
La suma voz de todo gran poeta.

Esas trombas de lírica armonía,
Infiernos de pasión divinizados,
En que nos arrebatan a porfía
Todos los embelesos conjurados:

Auras de aquella cima do confluyen
Hermosura y Verdad, pareja santa,
Y las dos una misma constituyen,
Y espíritu de amor sus nupcias canta.

Buscar palabra al silencioso drama
De la contemplación, mística guerra
Entre Dios, Padre amante que reclama
Al eterno extranjero de la tierra;

Y esta madre de muerte, inmensa y bella
Venus que al por nos nutre y nos devora,
Y presintiendo que escapamos de ella
Con tanto hechizo nos abraza y llora.

Leer amor en tanta ruda espina
Que escarnece a la fe y angustia al bueno
Mostrar flores del alma en la ruína,
Luz en la oscuridad, oro en el cieno.

La flor de cuanto existe, oro celeste,
Unico que halagando tu alma noble
Brindara en vago esparcimiento agreste
A nuestro doble ser regalo doble;

Tal era mi tributo. Una confianza
Una sonrisa, una palabra tuya,
Retorno abrumador, que en mi balanza
Dios, no un mortal, será quien retribuya.

Pero todo en redor, la limpia esfera
El bosque, el viento, el pajarillo amable
Semejaba, en tu obsequio, que quisiera
Pagar por mí la dádiva impagable.

Aún veo sobre el carbón de tus pupilas
El arrebol fascinador de ocaso;
Veo la vacada, escucho las esquilas:
Va entrando en su redil paso entre paso.

Escucha, recelosa de la sombra,
La blanda codorniz que al nido llama
Y al sentirnos parece que te nombra
Y que por verte se empinó en la rama.

Escúchate a ti misma entre el concento
De aquella fiesta universal de amores,
Cuando nos coronaba el firmamento
Ciñéndonos de púrpura y de flores.

Esas flores murieron. Pero ¿has muerto
Tú, fragancia inmortal del alma mía?
Años y años pasaron. Pero ¿es cierto
O es visión que existimos todavía?

Juntos aquí como esa tarde estamos,
Y el mismo cielo es ara suntuosa
De aquel amor que entonces nos juramos
Y hoy, en los mismos dos, arde y rebosa.

Ahí está el campo, el mirador collado,
El pasmoso horizonte, el sol propicio;
La cúpula y el templo no han variado.
Vuelva el glorificante sacrificio.

¿Y no ha herido tal vez tu fantasía
Que aquella tarde insólita, imponente,
Fue sólo misteriosa profecía
De este rnisteriosísimo presente. . . ?

En aquel hinmo universal, un dejo
Percibí melancólico; y al fondo
De una lágrima tuya vi el bosquejo
Del duelo que hoy en lo pasado escondo.

Pasó... Pero esa tarde en su misterio
Citó para otra tarde nuestra vida
Y hela aquí. El alma recobró su imperio
Del sol abrasador a la caída.

¡La tarde! la hora del perfecto aroma,
La hora de fe, de intimidad perfecta,
Cuando Dios sobre el sol que se desploma
El infinito incógnito proyecta.

Cuanto es ya el suelo en fuego y tintes falto,
Es de ardiente el espíritu y profundo;
Y abiertas las esclusas de lo alto
Flotamos como en brisas de otro mundo.

Ve cómo el blanco Véspero fulgura,
Pasando intacto el arrebol sangriento.
¡Es la Amistad! la roca firme y pura
Que sirve a nuestro amor de hondo cimiento.

Nadie dejó de amar si amó de veras.
Cuando en árido tronco te encarnices
Con la segur, tal vez lo regeneras
Si son como las nuestras sus raíces.

Y antes te sonará más dulcemente
Templada en el raudal de los gemidos,
La antigua voz que murmuraba ardiente
La música de mi alma en tus oídos.

¿Han pasado años?... Puede ser. ¿Quién halla
Que el Tiempo sólo arrumbe o dañe o borre?
¡Cuánta espina embotó! ¡Qué de iras calla!
¡Su olvido a cuántos míseros socorre!

Para los dos el ministerio suyo
Fue de ungido de Dios y extremo amigo.
Te veo sagrada, y sacro cuanto es tuyo,
Y como de un cristal al casto abrigo.

En torno a ti, y a cuanto es tuyo, encuentro
Halo de luz, atmósfera de santo;
Como al santuario a visitarte hoy entro
Y algo hay solemne en tu adorable encanto.

¡Dulce es sentir que hay almas, y que aman!
Su amor-inerme el tiempo para ellas-
Las vuelve, al Dios que férvidas aclaman,
Como El las hizo-jóvenes y bellas.

Han pasado años, sí... ¡por fin pasaron!
¡Rudo tropel que atravesó el camino!
Ya, como un nubarrón se disiparon,
Y nuestro sol a reclamarnos vino.

¡Y ande el tiempo, y sin fin rondando siga
La fiel aguja que su afán nos muestra!
¿Qué hora marcará que no nos diga:
«Aquí os amasteis; yo también soy vuestra?».

En todo grato sueño nos parece
Que ya lo hemos soñado: ese es su hechizo.
Mi mejor sueño a ti te pertenece;
En ti el pasado mágico realizo.

Como a la aparición del rey del día,
De entre la nada lóbrega que espanta,
Brota un mundo de vida y poesía
En que todo ama y resplandece y canta;

Así tú para mí: foco potente.
Núcleo de una creación que he poseído,
Llegas, y en torno a ti surge esplendente
Mi portentoso hogar, y en él resido.

Y el corazón se me abre inmenso, en alas
De música ideal que lo acaricia;
Y tanto aroma y fuego en mi alma exhalas
Que a un tiempo vivo y muero de delicia.

Y tú y yo, tierra y cielo, mente y acto,
Hoy y ayer, la esperanza y la memoria,
Todo ya es uno, en inefable rapto,
Fruición anticipada de la gloria.

Y esa es la juventud: el fugitivo
Presagio de la eterna, que al conjuro
Vuelve de Amor, como en miraje esquivo,
A enseñarnos un bien siempre futuro.

¿Y el sueño cuál será? ¿La no apagada
Luz, o esta bruma efímera de invierno?
¡Ah! lo que pasa no es: es sombra, es nada;
Y no hay más que una realidad: lo Eterno.

Atando el hilo roto un largo instante
Sigamos, pues, llorada compañera,
Hacia atrás, y a la par hacia delante.
A nuestro gran será que hace años era.

Como Fray Luis saliendo del profundo
"Decíamos ayer» también digamos:
Corra el tiempo del mundo para el mundo
Nuestro tiempo, en el alma lo llevamos.

Bogotá, febrero 7 de 1889


DECIAMOS AYER...

Sobre tema de Ella Wheeler, dedicado a mi amigo C. M. S.

Como Fray Luis tras de su largo encierro
"Decíamos ayer . ." también digamos.
¿Han pasado años? En la cuenta hay yerro,
O nosotros con ellos no pasamos.

Donde ayer lo dejamos, dulce dueño
Recomencemos. Recogiendo amantes
Los rotos hilos del antiguo sueño
Sigamos arrullándolo como antes.

Respetuosa apartemos la mirada
De tumbas que haya entre partida y vuelta.
Y si hubiere una lágrima ya helada
Ruede al calor del corazón disuelta.

Olvidemos la herrumbre que en el oro
De la rica ilusión depuso el llanto,
Y los hielos que pálido, inodoro
Dejaron el jardín que amamos tanto.

Olvidemos el hado que hizo injusto
De nuestros corazones su juguete,
Y regalemos la orfandad del gusto
Con el añejo néctar del banquete.

¡No es tarde, es tiempo! Olvida la ígnea huella
Que al arador pesar cruzó en frente.
Para mis ojos tú siempre eres bella
Yo para ti soy llama siempre ardiente:

Llama que hoy mismo a mi pupila fría
Surge desde el recóndito santuario
Pese a la nieve que en mi sien rocía
El invierno precoz del solitario.

Mírame en estos ojos que tu imagen
Extáticos copiaron tantas veces.
Allí estas tú, sin lágrimas que te ajen
Ni tiempo que interponga sus dobleces.

Búscame sólo allí, que yo entretanto
En los tiernos abismos de tus ojos
Torno a encontrar mi disipado encanto,
La juventud que te ofrendé de hinojos.

¡Mi juventud! espléndida al intenso
Reverberar de tu alma ingenua y pura,
Con brisas de verano por incienso,
Y por palma de triunfo tu hermosura.

¡Mi juventud! por título divino
Espigadora en todo lo creado;
Nauta en persecución del vellocino
De cuanto fuese de tu culto agrado.

Islas de luz del cielo, margaritas
De colgantes jardines y hondos mares,
Néctar de espirituales sibaritas,
Soplos de Dios a humanos luminares:

Las miradas del sabio más profundas
Y del tal vez más sabio anacoreta;
Las perlas de Arte, hijas de amor fecundas;
La suma voz de todo gran poeta.

Esas trombas de lírica armonía,
Infiernos de pasión divinizados,
En que nos arrebatan a porfía
Todos los embelesos conjurados:

Auras de aquella cima do confluyen
Hermosura y Verdad, pareja santa,
Y las dos una misma constituyen,
Y espíritu de amor sus nupcias canta.

Buscar palabra al silencioso drama
De la contemplación, mística guerra
Entre Dios, Padre amante que reclama
Al eterno extranjero de la tierra;

Y esta madre de muerte, inmensa y bella
Venus que al por nos nutre y nos devora,
Y presintiendo que escapamos de ella
Con tanto hechizo nos abraza y llora.

Leer amor en tanta ruda espina
Que escarnece a la fe y angustia al bueno
Mostrar flores del alma en la ruína,
Luz en la oscuridad, oro en el cieno.

La flor de cuanto existe, oro celeste,
Unico que halagando tu alma noble
Brindara en vago esparcimiento agreste
A nuestro doble ser regalo doble;

Tal era mi tributo. Una confianza
Una sonrisa, una palabra tuya,
Retorno abrumador, que en mi balanza
Dios, no un mortal, será quien retribuya.

Pero todo en redor, la limpia esfera
El bosque, el viento, el pajarillo amable
Semejaba, en tu obsequio, que quisiera
Pagar por mí la dádiva impagable.

Aún veo sobre el carbón de tus pupilas
El arrebol fascinador de ocaso;
Veo la vacada, escucho las esquilas:
Va entrando en su redil paso entre paso.

Escucha, recelosa de la sombra,
La blanda codorniz que al nido llama
Y al sentirnos parece que te nombra
Y que por verte se empinó en la rama.

Escúchate a ti misma entre el concento
De aquella fiesta universal de amores,
Cuando nos coronaba el firmamento
Ciñéndonos de púrpura y de flores.

Esas flores murieron. Pero ¿has muerto
Tú, fragancia inmortal del alma mía?
Años y años pasaron. Pero ¿es cierto
O es visión que existimos todavía?

Juntos aquí como esa tarde estamos,
Y el mismo cielo es ara suntuosa
De aquel amor que entonces nos juramos
Y hoy, en los mismos dos, arde y rebosa.

Ahí está el campo, el mirador collado,
El pasmoso horizonte, el sol propicio;
La cúpula y el templo no han variado.
Vuelva el glorificante sacrificio.

¿Y no ha herido tal vez tu fantasía
Que aquella tarde insólita, imponente,
Fue sólo misteriosa profecía
De este rnisteriosísimo presente. . . ?

En aquel hinmo universal, un dejo
Percibí melancólico; y al fondo
De una lágrima tuya vi el bosquejo
Del duelo que hoy en lo pasado escondo.

Pasó... Pero esa tarde en su misterio
Citó para otra tarde nuestra vida
Y hela aquí. El alma recobró su imperio
Del sol abrasador a la caída.

¡La tarde! la hora del perfecto aroma,
La hora de fe, de intimidad perfecta,
Cuando Dios sobre el sol que se desploma
El infinito incógnito proyecta.

Cuanto es ya el suelo en fuego y tintes falto,
Es de ardiente el espíritu y profundo;
Y abiertas las esclusas de lo alto
Flotamos como en brisas de otro mundo.

Ve cómo el blanco Véspero fulgura,
Pasando intacto el arrebol sangriento.
¡Es la Amistad! la roca firme y pura
Que sirve a nuestro amor de hondo cimiento.

Nadie dejó de amar si amó de veras.
Cuando en árido tronco te encarnices
Con la segur, tal vez lo regeneras
Si son como las nuestras sus raíces.

Y antes te sonará más dulcemente
Templada en el raudal de los gemidos,
La antigua voz que murmuraba ardiente
La música de mi alma en tus oídos.

¿Han pasado años?... Puede ser. ¿Quién halla
Que el Tiempo sólo arrumbe o dañe o borre?
¡Cuánta espina embotó! ¡Qué de iras calla!
¡Su olvido a cuántos míseros socorre!

Para los dos el ministerio suyo
Fue de ungido de Dios y extremo amigo.
Te veo sagrada, y sacro cuanto es tuyo,
Y como de un cristal al casto abrigo.

En torno a ti, y a cuanto es tuyo, encuentro
Halo de luz, atmósfera de santo;
Como al santuario a visitarte hoy entro
Y algo hay solemne en tu adorable encanto.

¡Dulce es sentir que hay almas, y que aman!
Su amor-inerme el tiempo para ellas-
Las vuelve, al Dios que férvidas aclaman,
Como El las hizo-jóvenes y bellas.

Han pasado años, sí... ¡por fin pasaron!
¡Rudo tropel que atravesó el camino!
Ya, como un nubarrón se disiparon,
Y nuestro sol a reclamarnos vino.

¡Y ande el tiempo, y sin fin rondando siga
La fiel aguja que su afán nos muestra!
¿Qué hora marcará que no nos diga:
«Aquí os amasteis; yo también soy vuestra?».

En todo grato sueño nos parece
Que ya lo hemos soñado: ese es su hechizo.
Mi mejor sueño a ti te pertenece;
En ti el pasado mágico realizo.

Como a la aparición del rey del día,
De entre la nada lóbrega que espanta,
Brota un mundo de vida y poesía
En que todo ama y resplandece y canta;

Así tú para mí: foco potente.
Núcleo de una creación que he poseído,
Llegas, y en torno a ti surge esplendente
Mi portentoso hogar, y en él resido.

Y el corazón se me abre inmenso, en alas
De música ideal que lo acaricia;
Y tanto aroma y fuego en mi alma exhalas
Que a un tiempo vivo y muero de delicia.

Y tú y yo, tierra y cielo, mente y acto,
Hoy y ayer, la esperanza y la memoria,
Todo ya es uno, en inefable rapto,
Fruición anticipada de la gloria.

Y esa es la juventud: el fugitivo
Presagio de la eterna, que al conjuro
Vuelve de Amor, como en miraje esquivo,
A enseñarnos un bien siempre futuro.

¿Y el sueño cuál será? ¿La no apagada
Luz, o esta bruma efímera de invierno?
¡Ah! lo que pasa no es: es sombra, es nada;
Y no hay más que una realidad: lo Eterno.

Atando el hilo roto un largo instante
Sigamos, pues, llorada compañera,
Hacia atrás, y a la par hacia delante.
A nuestro gran será que hace años era.

Como Fray Luis saliendo del profundo
"Decíamos ayer» también digamos:
Corra el tiempo del mundo para el mundo
Nuestro tiempo, en el alma lo llevamos.

Bogotá, febrero 7 de 1889

RECOPILACION DE POESIAS II

LO DESCONOCIDO

(En el álbum de una bella desconocida)

¿Qué instinto misterioso al hombre inclina
Al despego y frialdad por todo aquello
Que ya conoce, y a vestir de encanto
Y aun perseguir con afanosa industria
Todo lo que le es desconocido?

La cumbre azul de inaccesible monte,
La temblorosa estrella, el pajarillo
Que canta y no se ve, la forma vaga
Que definir las sombras no permiten;
El raudal que velado entre hondo bosque
Estrepitoso se derrumba; el río
Que por arcos de selva entrando vemos
A otro mayor do navegando vamos;
Una frase fugaz de amiga boca
Que a medias, percibimos; un sarao
Desde afuera escuchado; un pie que asoma
La media estrofa de un papel rasgado;
La inscripción rota, la actitud y asunto
Del torso antiguo, el fondo del estanque,
Los remotos orígenes del Nilo;
La ignota mano que escribió un billete
La nave que en la bruma se consume;
El crepúsculo incierto, grato al alma
Muy más que el esplendor del mediodia;
Los cuasi temas, los acordes sueltos
Que de lejana música nos traen
Las ráfagas del viento caprichosas;
El recién muerto, cuyo gesto inmóvil
Calla pertinazmente el gran secreto
Que fascinada el alma le pregunta;
El héroe muerto en flor, que siempre excede
A cuantos su epopeya remataron...
Hay en todo eso el íntimo atractivo
De lo desconocido o lo incompleto
Que a investigar o a completar provoca.

Oigo en todo eso un ¡búscame! irritante;
Imán de lo infinito a lo finito;
O una belleza de ilusión que acaso
La belleza real no alcanza nunca .

Parece que abrigara el alma humana
Tipos de toda perfección , los cuales
En infalible idealidad modelan
Los breves elementos que reciben;
Mientras que, si tentamos coronarlo
Con nuestros medios materiales, todo
De los sentidos la torpeza acusa.

Pero ese afán perseguidor envuelve
La mejor Iucha de la vida, y llenos
Siglos y tierra están de sus conquistas.
De allí la ciencia, progresiva marcha
De lo noto a lo ignoto, a la cual deben
El cielo estrellas, y la tierra un mundo;
De allí el perdido Edén y de allí el Arte,
Cazador de hermosura, que delira
En volver a encontrar el Paraíso
De allí la Historia, la locuaz curiosa;
De allí el Amor, pues siempre en lo que amamos,
Algo, a nuestro pesar, desconocemos;
Y de allí, el desamor para el ingenio
Que, como un libro de escolar, permite
Que el corazón le aprenda de memoria;
Allí la Fe, visión de lo invisible;
Allí, en fin, el instinto, la conciencia
De un destino inmortal; de algo que abraza
Juntos misterio y solución de todo;
Unidad, perfección de perfecciones;
Causa primera y fin de cuanto existe;
Consciente posesión de lo absoluto
Ardiente vida en éxtasi inefable.

Bogotá, febrero 15 de 1881.



ELVIRA TRACY

The mass is over: come, come let us go home!
(De sus últimas palabras)

¡He aquí del año el más hermoso día
Digno del paraíso!, es el temprano
Saludo que el otoño nos envía
¡Son los adioses que nos da el verano!

Ondas de luz purísima abrillantan
La blanca alcoba de la dulce Elvira
Los pajarillos cariñosos cantan,
El perfumado céfiro suspira.

He allí su tocador: aún se estremece
Cual de su virgen forma al facto blando.
He allí a la Madre de Jesús: parece
Estar sus oraciones escuchando.

¡Un féretro en el centro, un paño, un Cristo!
¡Un cadáver! ¡Gran Dios!. . . ¡Elvira!. . . ¡Es ella
Alegremente linda ayer la he visto,
¿Y hoy?. . . hela allí. . . ¡solemnemente bella!

¡No ha muerto: duerme! ¡Vedla sonreída!
Ayer, en esta alcoba deliciosa,
Feliz soñaba el sueño de la vida
¡Hoy sueña el de otra vida aún más dichosa!

Ya de la rosa el tinte pudibundo
Murió en su faz; pero en augusta calma
La ilumina un reflejo de otro mundo
Que al morir se entreabrió para su alma.

Ya para los sentidos no se enciende
La efímera beldad de arcilla impura;
Mas, tras de ella, el espíritu sorprende
La santa eternidad de otra hermosura.

Cumplió quince años: ¡ay! edad festiva,
¡Más misteriosa y rara, edad traidora!
¡Cuando es la niña para el hombre esquiva,
Y a los ángeles férvida enamora!

¡Pobre madre! ¡del hombre la guardaste,
Pero esconderla a su ángel no supiste!
¡La vió, se amaron, nada sospechaste,
Y en impensado instante la perdiste!

Vio al expirar a su ángel adorado,
Y abrió los ojos al fulgor del cielo,
Y dijo: el sacrificio ha terminado,
¡Ven vámonos a casa! y tendió el vuelo.

¡Por eso luce tan hermoso el día,
Indiferente al llanto que nos cuesta!
Hoy hay boda en el cielo: él se gloría:
¡La patria de la novia está de fiesta!

Nueva York, agosto 30 de 1863.

DOÑA PANFAGA O EL SANALOTODO (PARA TARTAJOSOS Y OTROS)

Según díceres públicos doña Pánfaga hallábase hidrópica
O pudiera ser víctima de apoplético golpe fatal;
Su exorbitante estómago era el más alarmante espectáculo
Fenómeno volcánico su incesante jadear y bufar.

Sus fámulos y adláteres la apodaban Pantófaga Omnívora
Gastrónoma vorágine que tragaba más bien que comer
Y a veces suplicábanle (ya previendo inminente catástrofe)
"Señora doña Pánfaga, véase el buche, modérese usted"

Ella daba por réplica: "¿A qué vienen sermones y escándalos?
"Mi comida es el mínimum requisito en perfecta salud.
"Siéntome salubérrima y no quiero volverme un espárrago,
"Un cínife ridículo, un sutil zancarrón de avestruz.

"¿Esta panza magnífica la encontráis por ventura estrambótica?
"¿Hay pájaros más ágiles? ¿Hay quien marche con tal majestad?
"Mi capacidad óptima no consiente un vulgar sustentáculo.
"Vuestras zumbas y prédicas son de envidia: "¡En buena hora rabiad!"

Y prosiguió impertérrita la garbosa madama Heliogábalo
A ejércitos de víveres embistiendo con ímpetu audaz,
Hasta que, levantándose de una crápula clásica, opípara,
Sintió cólico y vértigo, y " ¡el doctor! " exclamó la voraz.

SALTABANCOS FARANDULA, protomédico de ánsares y ánades,
Homeo-alópata-hidrópata-nosomántico cuatri-doctor,

Con cáfila de títulos que constaban en muchos periódicos,
Y autógrafos sin número declarando que él era el mejor;

Gran patólogo ecléctico, fabricante de ungüentos y bálsamos
Que al cántaro octogésimo reintegraban flamante salud,
Tal fue, según la crónica, el llamado por posta o telégrafo
A ver a Pata Pánfaga y salvarla en aquel patatús.

«Iré al punto» respóndele, y durante media hora dedícase
A cubrir con cosmético y cepillo la calva senil,
Pues, aunque vende un líquido que al más calvo lo empluma de súbito,
Nunca es lícito a un médico emplumarse o curarse por sí.

Saltabancos es célibe, doña Pánfaga es viuda y riquísima,
Y en carátula o físico no se cobran hechuras los dos:
Por esto entra en los cálculos del doctor atraparla de cónyuge,
Y antes de verla alíñase con insólita extrema atención.

Al presentarse el pánfilo daba lástima ver a esa prójima,
Pata y poltrona y cámara retemblaban cual buque al vapor
«Señora Excelentísima, él le dijo, aquí estoy a sus órdenes
«Ay mi doctor Farándula, repuso ella, ¡qué mala estoy yo!

FARANDULA-Sin preámbulos, procedamos a hacer el diagnóstico:
¿Qué siente usted de anómalo, qué de extrínseco a su orden normal?

PANFAGA-Dióme un síncope y he quedado muy lánguida y trémula,
Tengo la vista túrbida y en el pecho una mole, un volcán.

FARANDULA-Entendámonos: ¿a qué causas remotas o próximas
Su actual estado mórbido y aquel síncope debo atribuír ?
En análisis técnico lo que usted llama pecho es estómago:
Tal vez hoy en su régimen tuvo usted un ligero desliz.

PANFAGA-¿En la bucólica? no doctor, nunca tuve, el más mínimo,
Soy sobria anacorética, con mi mesa ayunara un ratón;
Pero el miércoles último fui a escuchar a la Pata en Sonámbula,
El céfiro estaba húmedo y quizás me ha inflamado el pulmón.

FARANDULA-Permítame toco el pulso y consulto el cronómetro..
¡Hum, fiebre de mala índole, grave plétora, crece veloz!
¿A ver la lengua?... ¡Cáspita! nunca he visto más diáfanos sintomas:
¡Tragazón troglodítica, tupa bárbara, hartazo feroz!
Del colon al esófago, del polo ártico al ínfimo antártico
Cuántas vísceras y órganos la armazón constituyen
Cuanto encierra, hasta el tuétano, su distensa cutícula elástica,
Es un cúmulo omnígeno de indigesta panzada brutal.

PANFAGA-¡Abate, pécora! matasanos, gaznápiro empírico
¡Qué con tales andróminas faltas cínico a dama gentil!

FARANDULA-Harto pésame, pero tengo que ser muy explícito;
Mi conciencia, mi crédito, mi amistad me lo ordenan así.

Ser, mándanos Hipócrates, confesores, apóstoles, mártires,
Y a la antropófaga Atropos es preciso esta perla arrancar.
Interesante Pánfaga, ¡haga usted testamento,confiésese!
Su situación es crítica y ni a un ganso pudiera engañar.
Mas tengo un específico infalible en extremas análogas
El Nostram Curapáporos , fruto de años y estudios sin fin,
Quintaesencia de innúmeras, y aún incógnitas,plantas indígenas,
Y de cuantos artículos ha enfrascado jamás botiquín.

De este líquido sólido cada escrúpulo cuesta dos águilas,
Que ante omnia, y en metálico, me hará usted el favor de pagar
Pues óigame el catálogo de los simples que incluyen mi fórmula
Y dígame si a crédito o de bóbilis puédolo dar:-

"Récipe:-Acido prúsico, asafétida, fósforo, arsénico,
Pólvora, coloquíntida, tragorígano asarabácara,
Cantáridas, nuez vómica, sal catártica, sen, bolo arménico,
Ruipóntigo, opobálsamo, opopónace, alumbre y sandáraca,

Cañafistula, zábila, ésula, ámbar, sucínico, alúmina,
Eléboro, mandrágora, opio, acónito, lúpulo, argémone,
Canfora, álcali, gálbano, tártago, ánime, pímpido, albúmina,
Tártaro emético, inola, ásaro, isico, láudano, anémone.

Agáloco, tusílago, ácula, íride, azúmbar, betónica,
Elixir paregórico, yúyuba, éter, almáraco aurícula,
Sarcócola y crisócola con dorónica y flor de verónica,
Ranúnculo, dracúncula, emplasto géminis, guaco sanícula,

Cal, ácido sulfúrico, zinc, astrágalo, muérdago, etcéter.
Mézclense por hectógramas todas estas sustancias, ad líbitum,
Y en cataplasmas, caústicos, baños, píldoras, cápsulas, glóbulos
Sinapismos, apósitos, polvos, pócimas, gárgaras, clísteres
Bébase, úntese, tráguese, adminístrese, sóbese y friéguese".

Aquí el método o táctica es similia curantur similibus.
Una atracada cósmica pide un cósmico fármaco atroz.
Un esmético ecfráctico ecoprótico alexipirético,
Calólicon enérgico que no deje decir ¡Santo Dios!

Señora, oiga el pronóstico: in artículo mortis no hay jácaras:
Pague y trague este antídoto o me marcho a otra parte con él.
¡Está usted a los últimos. ya me olisca su trágico término!
¡Pánfaga, amada Pánfaga!. ..¡Oh dolor, oh espectáculo cruel!.

La gálofre, la adéfaga oyó al fin tan patéticas súplicas;
Bebió hectólitros, múcuras; vomitó, se sangró, se purgó;
«¡Etela, dijo el físico, ya está fuera de riesgo, qué júbilo!
Pero... la erró el oráculo:-¡a los cinco minutos murió!

Fueron sus honras fúnebres solemnísimas, largas, espléndidas
Con dobles, kirieléisones, gran sarcófago, séquito real;
Melancólica música la condujo a la umbrosa necrópolis
Y allí, ciegos de lágrimas, le entonaron responso final.

Mil rasgos necrológicos, mil sonetos y párrafos lúgubres,
Mil láminas y pésames dió la prensa en tan triste ocasión
Y hoy, con dolor de estómago, léese aún en su lápida el rótulo:

Yace aqui doña Pánfaga.
¡Véase en este espejito el glotón!

¿Qué fue de Saltabancos?. . . El mundo está lleno de pájaros tales,
¡Y de gansos que dellos se fían!
Apóstoles, Mesías, abolicionistas de todos lo males,
Que con migas de pan o disfraz para drogas triviales
Alborotan, deslumbran, enganchan... y el bolsillo vacían.
Con arduo estudio, con carísima diaria experiencia
Logra un mortal darse cuenta de sí,
Porque iguales no hay dos en complexión, salud ni dolencia:
¿Y uno que nunca me ha visto en su perra existencia
Me curará de un mal que jamás me expliqué ni entendí?

Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.
Remedio para todos a nadie cura.
Esa cura es la locura, que no hace bien ni mal, o envena.
Cada cual lleva en sí mismo su Hipócrates, su Avicena:

¡LA NATURA!

La Natura y la Moral son dos maestras socias y hermanas,
Como hijas de un mismo Dios que a cada instante anuncian y prueban,
Ellas nos aconsejan; ellas premian, castigan, reprueban;
Y ellas también curan o alivian las dolencias humanas.

Trabajo, sobriedad, orden, régimen, conciencia tranquila,
Clima, ejercicio, aseo, aire puro, fragancia de Dios;
Agua, vino del cielo, que el limpio éter acendra y destila:
He aquí el SANALOTODO, el eterno e infalible doctor.

DOÑA PANFAGA O EL SANALOTODO (PARA TARTAJOSOS Y OTROS)

Según díceres públicos doña Pánfaga hallábase hidrópica
O pudiera ser víctima de apoplético golpe fatal;
Su exorbitante estómago era el más alarmante espectáculo
Fenómeno volcánico su incesante jadear y bufar.

Sus fámulos y adláteres la apodaban Pantófaga Omnívora
Gastrónoma vorágine que tragaba más bien que comer
Y a veces suplicábanle (ya previendo inminente catástrofe)
"Señora doña Pánfaga, véase el buche, modérese usted"

Ella daba por réplica: "¿A qué vienen sermones y escándalos?
"Mi comida es el mínimum requisito en perfecta salud.
"Siéntome salubérrima y no quiero volverme un espárrago,
"Un cínife ridículo, un sutil zancarrón de avestruz.

"¿Esta panza magnífica la encontráis por ventura estrambótica?
"¿Hay pájaros más ágiles? ¿Hay quien marche con tal majestad?
"Mi capacidad óptima no consiente un vulgar sustentáculo.
"Vuestras zumbas y prédicas son de envidia: "¡En buena hora rabiad!"

Y prosiguió impertérrita la garbosa madama Heliogábalo
A ejércitos de víveres embistiendo con ímpetu audaz,
Hasta que, levantándose de una crápula clásica, opípara,
Sintió cólico y vértigo, y " ¡el doctor! " exclamó la voraz.

SALTABANCOS FARANDULA, protomédico de ánsares y ánades,
Homeo-alópata-hidrópata-nosomántico cuatri-doctor,

Con cáfila de títulos que constaban en muchos periódicos,
Y autógrafos sin número declarando que él era el mejor;

Gran patólogo ecléctico, fabricante de ungüentos y bálsamos
Que al cántaro octogésimo reintegraban flamante salud,
Tal fue, según la crónica, el llamado por posta o telégrafo
A ver a Pata Pánfaga y salvarla en aquel patatús.

«Iré al punto» respóndele, y durante media hora dedícase
A cubrir con cosmético y cepillo la calva senil,
Pues, aunque vende un líquido que al más calvo lo empluma de súbito,
Nunca es lícito a un médico emplumarse o curarse por sí.

Saltabancos es célibe, doña Pánfaga es viuda y riquísima,
Y en carátula o físico no se cobran hechuras los dos:
Por esto entra en los cálculos del doctor atraparla de cónyuge,
Y antes de verla alíñase con insólita extrema atención.

Al presentarse el pánfilo daba lástima ver a esa prójima,
Pata y poltrona y cámara retemblaban cual buque al vapor
«Señora Excelentísima, él le dijo, aquí estoy a sus órdenes
«Ay mi doctor Farándula, repuso ella, ¡qué mala estoy yo!

FARANDULA-Sin preámbulos, procedamos a hacer el diagnóstico:
¿Qué siente usted de anómalo, qué de extrínseco a su orden normal?

PANFAGA-Dióme un síncope y he quedado muy lánguida y trémula,
Tengo la vista túrbida y en el pecho una mole, un volcán.

FARANDULA-Entendámonos: ¿a qué causas remotas o próximas
Su actual estado mórbido y aquel síncope debo atribuír ?
En análisis técnico lo que usted llama pecho es estómago:
Tal vez hoy en su régimen tuvo usted un ligero desliz.

PANFAGA-¿En la bucólica? no doctor, nunca tuve, el más mínimo,
Soy sobria anacorética, con mi mesa ayunara un ratón;
Pero el miércoles último fui a escuchar a la Pata en Sonámbula,
El céfiro estaba húmedo y quizás me ha inflamado el pulmón.

FARANDULA-Permítame toco el pulso y consulto el cronómetro..
¡Hum, fiebre de mala índole, grave plétora, crece veloz!
¿A ver la lengua?... ¡Cáspita! nunca he visto más diáfanos sintomas:
¡Tragazón troglodítica, tupa bárbara, hartazo feroz!
Del colon al esófago, del polo ártico al ínfimo antártico
Cuántas vísceras y órganos la armazón constituyen
Cuanto encierra, hasta el tuétano, su distensa cutícula elástica,
Es un cúmulo omnígeno de indigesta panzada brutal.

PANFAGA-¡Abate, pécora! matasanos, gaznápiro empírico
¡Qué con tales andróminas faltas cínico a dama gentil!

FARANDULA-Harto pésame, pero tengo que ser muy explícito;
Mi conciencia, mi crédito, mi amistad me lo ordenan así.

Ser, mándanos Hipócrates, confesores, apóstoles, mártires,
Y a la antropófaga Atropos es preciso esta perla arrancar.
Interesante Pánfaga, ¡haga usted testamento,confiésese!
Su situación es crítica y ni a un ganso pudiera engañar.
Mas tengo un específico infalible en extremas análogas
El Nostram Curapáporos , fruto de años y estudios sin fin,
Quintaesencia de innúmeras, y aún incógnitas,plantas indígenas,
Y de cuantos artículos ha enfrascado jamás botiquín.

De este líquido sólido cada escrúpulo cuesta dos águilas,
Que ante omnia, y en metálico, me hará usted el favor de pagar
Pues óigame el catálogo de los simples que incluyen mi fórmula
Y dígame si a crédito o de bóbilis puédolo dar:-

"Récipe:-Acido prúsico, asafétida, fósforo, arsénico,
Pólvora, coloquíntida, tragorígano asarabácara,
Cantáridas, nuez vómica, sal catártica, sen, bolo arménico,
Ruipóntigo, opobálsamo, opopónace, alumbre y sandáraca,

Cañafistula, zábila, ésula, ámbar, sucínico, alúmina,
Eléboro, mandrágora, opio, acónito, lúpulo, argémone,
Canfora, álcali, gálbano, tártago, ánime, pímpido, albúmina,
Tártaro emético, inola, ásaro, isico, láudano, anémone.

Agáloco, tusílago, ácula, íride, azúmbar, betónica,
Elixir paregórico, yúyuba, éter, almáraco aurícula,
Sarcócola y crisócola con dorónica y flor de verónica,
Ranúnculo, dracúncula, emplasto géminis, guaco sanícula,

Cal, ácido sulfúrico, zinc, astrágalo, muérdago, etcéter.
Mézclense por hectógramas todas estas sustancias, ad líbitum,
Y en cataplasmas, caústicos, baños, píldoras, cápsulas, glóbulos
Sinapismos, apósitos, polvos, pócimas, gárgaras, clísteres
Bébase, úntese, tráguese, adminístrese, sóbese y friéguese".

Aquí el método o táctica es similia curantur similibus.
Una atracada cósmica pide un cósmico fármaco atroz.
Un esmético ecfráctico ecoprótico alexipirético,
Calólicon enérgico que no deje decir ¡Santo Dios!

Señora, oiga el pronóstico: in artículo mortis no hay jácaras:
Pague y trague este antídoto o me marcho a otra parte con él.
¡Está usted a los últimos. ya me olisca su trágico término!
¡Pánfaga, amada Pánfaga!. ..¡Oh dolor, oh espectáculo cruel!.

La gálofre, la adéfaga oyó al fin tan patéticas súplicas;
Bebió hectólitros, múcuras; vomitó, se sangró, se purgó;
«¡Etela, dijo el físico, ya está fuera de riesgo, qué júbilo!
Pero... la erró el oráculo:-¡a los cinco minutos murió!

Fueron sus honras fúnebres solemnísimas, largas, espléndidas
Con dobles, kirieléisones, gran sarcófago, séquito real;
Melancólica música la condujo a la umbrosa necrópolis
Y allí, ciegos de lágrimas, le entonaron responso final.

Mil rasgos necrológicos, mil sonetos y párrafos lúgubres,
Mil láminas y pésames dió la prensa en tan triste ocasión
Y hoy, con dolor de estómago, léese aún en su lápida el rótulo:

Yace aqui doña Pánfaga.
¡Véase en este espejito el glotón!

¿Qué fue de Saltabancos?. . . El mundo está lleno de pájaros tales,
¡Y de gansos que dellos se fían!
Apóstoles, Mesías, abolicionistas de todos lo males,
Que con migas de pan o disfraz para drogas triviales
Alborotan, deslumbran, enganchan... y el bolsillo vacían.
Con arduo estudio, con carísima diaria experiencia
Logra un mortal darse cuenta de sí,
Porque iguales no hay dos en complexión, salud ni dolencia:
¿Y uno que nunca me ha visto en su perra existencia
Me curará de un mal que jamás me expliqué ni entendí?

Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.
Remedio para todos a nadie cura.
Esa cura es la locura, que no hace bien ni mal, o envena.
Cada cual lleva en sí mismo su Hipócrates, su Avicena:

¡LA NATURA!

La Natura y la Moral son dos maestras socias y hermanas,
Como hijas de un mismo Dios que a cada instante anuncian y prueban,
Ellas nos aconsejan; ellas premian, castigan, reprueban;
Y ellas también curan o alivian las dolencias humanas.

Trabajo, sobriedad, orden, régimen, conciencia tranquila,
Clima, ejercicio, aseo, aire puro, fragancia de Dios;
Agua, vino del cielo, que el limpio éter acendra y destila:
He aquí el SANALOTODO, el eterno e infalible doctor.

DOÑA PANFAGA O EL SANALOTODO (PARA TARTAJOSOS Y OTROS)

Según díceres públicos doña Pánfaga hallábase hidrópica
O pudiera ser víctima de apoplético golpe fatal;
Su exorbitante estómago era el más alarmante espectáculo
Fenómeno volcánico su incesante jadear y bufar.

Sus fámulos y adláteres la apodaban Pantófaga Omnívora
Gastrónoma vorágine que tragaba más bien que comer
Y a veces suplicábanle (ya previendo inminente catástrofe)
"Señora doña Pánfaga, véase el buche, modérese usted"

Ella daba por réplica: "¿A qué vienen sermones y escándalos?
"Mi comida es el mínimum requisito en perfecta salud.
"Siéntome salubérrima y no quiero volverme un espárrago,
"Un cínife ridículo, un sutil zancarrón de avestruz.

"¿Esta panza magnífica la encontráis por ventura estrambótica?
"¿Hay pájaros más ágiles? ¿Hay quien marche con tal majestad?
"Mi capacidad óptima no consiente un vulgar sustentáculo.
"Vuestras zumbas y prédicas son de envidia: "¡En buena hora rabiad!"

Y prosiguió impertérrita la garbosa madama Heliogábalo
A ejércitos de víveres embistiendo con ímpetu audaz,
Hasta que, levantándose de una crápula clásica, opípara,
Sintió cólico y vértigo, y " ¡el doctor! " exclamó la voraz.

SALTABANCOS FARANDULA, protomédico de ánsares y ánades,
Homeo-alópata-hidrópata-nosomántico cuatri-doctor,

Con cáfila de títulos que constaban en muchos periódicos,
Y autógrafos sin número declarando que él era el mejor;

Gran patólogo ecléctico, fabricante de ungüentos y bálsamos
Que al cántaro octogésimo reintegraban flamante salud,
Tal fue, según la crónica, el llamado por posta o telégrafo
A ver a Pata Pánfaga y salvarla en aquel patatús.

«Iré al punto» respóndele, y durante media hora dedícase
A cubrir con cosmético y cepillo la calva senil,
Pues, aunque vende un líquido que al más calvo lo empluma de súbito,
Nunca es lícito a un médico emplumarse o curarse por sí.

Saltabancos es célibe, doña Pánfaga es viuda y riquísima,
Y en carátula o físico no se cobran hechuras los dos:
Por esto entra en los cálculos del doctor atraparla de cónyuge,
Y antes de verla alíñase con insólita extrema atención.

Al presentarse el pánfilo daba lástima ver a esa prójima,
Pata y poltrona y cámara retemblaban cual buque al vapor
«Señora Excelentísima, él le dijo, aquí estoy a sus órdenes
«Ay mi doctor Farándula, repuso ella, ¡qué mala estoy yo!

FARANDULA-Sin preámbulos, procedamos a hacer el diagnóstico:
¿Qué siente usted de anómalo, qué de extrínseco a su orden normal?

PANFAGA-Dióme un síncope y he quedado muy lánguida y trémula,
Tengo la vista túrbida y en el pecho una mole, un volcán.

FARANDULA-Entendámonos: ¿a qué causas remotas o próximas
Su actual estado mórbido y aquel síncope debo atribuír ?
En análisis técnico lo que usted llama pecho es estómago:
Tal vez hoy en su régimen tuvo usted un ligero desliz.

PANFAGA-¿En la bucólica? no doctor, nunca tuve, el más mínimo,
Soy sobria anacorética, con mi mesa ayunara un ratón;
Pero el miércoles último fui a escuchar a la Pata en Sonámbula,
El céfiro estaba húmedo y quizás me ha inflamado el pulmón.

FARANDULA-Permítame toco el pulso y consulto el cronómetro..
¡Hum, fiebre de mala índole, grave plétora, crece veloz!
¿A ver la lengua?... ¡Cáspita! nunca he visto más diáfanos sintomas:
¡Tragazón troglodítica, tupa bárbara, hartazo feroz!
Del colon al esófago, del polo ártico al ínfimo antártico
Cuántas vísceras y órganos la armazón constituyen
Cuanto encierra, hasta el tuétano, su distensa cutícula elástica,
Es un cúmulo omnígeno de indigesta panzada brutal.

PANFAGA-¡Abate, pécora! matasanos, gaznápiro empírico
¡Qué con tales andróminas faltas cínico a dama gentil!

FARANDULA-Harto pésame, pero tengo que ser muy explícito;
Mi conciencia, mi crédito, mi amistad me lo ordenan así.

Ser, mándanos Hipócrates, confesores, apóstoles, mártires,
Y a la antropófaga Atropos es preciso esta perla arrancar.
Interesante Pánfaga, ¡haga usted testamento,confiésese!
Su situación es crítica y ni a un ganso pudiera engañar.
Mas tengo un específico infalible en extremas análogas
El Nostram Curapáporos , fruto de años y estudios sin fin,
Quintaesencia de innúmeras, y aún incógnitas,plantas indígenas,
Y de cuantos artículos ha enfrascado jamás botiquín.

De este líquido sólido cada escrúpulo cuesta dos águilas,
Que ante omnia, y en metálico, me hará usted el favor de pagar
Pues óigame el catálogo de los simples que incluyen mi fórmula
Y dígame si a crédito o de bóbilis puédolo dar:-

"Récipe:-Acido prúsico, asafétida, fósforo, arsénico,
Pólvora, coloquíntida, tragorígano asarabácara,
Cantáridas, nuez vómica, sal catártica, sen, bolo arménico,
Ruipóntigo, opobálsamo, opopónace, alumbre y sandáraca,

Cañafistula, zábila, ésula, ámbar, sucínico, alúmina,
Eléboro, mandrágora, opio, acónito, lúpulo, argémone,
Canfora, álcali, gálbano, tártago, ánime, pímpido, albúmina,
Tártaro emético, inola, ásaro, isico, láudano, anémone.

Agáloco, tusílago, ácula, íride, azúmbar, betónica,
Elixir paregórico, yúyuba, éter, almáraco aurícula,
Sarcócola y crisócola con dorónica y flor de verónica,
Ranúnculo, dracúncula, emplasto géminis, guaco sanícula,

Cal, ácido sulfúrico, zinc, astrágalo, muérdago, etcéter.
Mézclense por hectógramas todas estas sustancias, ad líbitum,
Y en cataplasmas, caústicos, baños, píldoras, cápsulas, glóbulos
Sinapismos, apósitos, polvos, pócimas, gárgaras, clísteres
Bébase, úntese, tráguese, adminístrese, sóbese y friéguese".

Aquí el método o táctica es similia curantur similibus.
Una atracada cósmica pide un cósmico fármaco atroz.
Un esmético ecfráctico ecoprótico alexipirético,
Calólicon enérgico que no deje decir ¡Santo Dios!

Señora, oiga el pronóstico: in artículo mortis no hay jácaras:
Pague y trague este antídoto o me marcho a otra parte con él.
¡Está usted a los últimos. ya me olisca su trágico término!
¡Pánfaga, amada Pánfaga!. ..¡Oh dolor, oh espectáculo cruel!.

La gálofre, la adéfaga oyó al fin tan patéticas súplicas;
Bebió hectólitros, múcuras; vomitó, se sangró, se purgó;
«¡Etela, dijo el físico, ya está fuera de riesgo, qué júbilo!
Pero... la erró el oráculo:-¡a los cinco minutos murió!

Fueron sus honras fúnebres solemnísimas, largas, espléndidas
Con dobles, kirieléisones, gran sarcófago, séquito real;
Melancólica música la condujo a la umbrosa necrópolis
Y allí, ciegos de lágrimas, le entonaron responso final.

Mil rasgos necrológicos, mil sonetos y párrafos lúgubres,
Mil láminas y pésames dió la prensa en tan triste ocasión
Y hoy, con dolor de estómago, léese aún en su lápida el rótulo:

Yace aqui doña Pánfaga.
¡Véase en este espejito el glotón!

¿Qué fue de Saltabancos?. . . El mundo está lleno de pájaros tales,
¡Y de gansos que dellos se fían!
Apóstoles, Mesías, abolicionistas de todos lo males,
Que con migas de pan o disfraz para drogas triviales
Alborotan, deslumbran, enganchan... y el bolsillo vacían.
Con arduo estudio, con carísima diaria experiencia
Logra un mortal darse cuenta de sí,
Porque iguales no hay dos en complexión, salud ni dolencia:
¿Y uno que nunca me ha visto en su perra existencia
Me curará de un mal que jamás me expliqué ni entendí?

Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.
Remedio para todos a nadie cura.
Esa cura es la locura, que no hace bien ni mal, o envena.
Cada cual lleva en sí mismo su Hipócrates, su Avicena:

¡LA NATURA!

La Natura y la Moral son dos maestras socias y hermanas,
Como hijas de un mismo Dios que a cada instante anuncian y prueban,
Ellas nos aconsejan; ellas premian, castigan, reprueban;
Y ellas también curan o alivian las dolencias humanas.

Trabajo, sobriedad, orden, régimen, conciencia tranquila,
Clima, ejercicio, aseo, aire puro, fragancia de Dios;
Agua, vino del cielo, que el limpio éter acendra y destila:
He aquí el SANALOTODO, el eterno e infalible doctor.

NUESTRA RECOPILACION DE POESIAS


LA HORA DE TINIEBLAS

Cogitavi dies antiquos ;
et annos aeternos in mente habui.
Et meditatus sum nocte cum corde meo, et exercitabar,
et scopebam spiritum meum.
¿Numquid in aeternum projuciet deus ;
aut non apponet ut complacitior sit adhuc ?

( Pensé en los días antiguos, y tuve en mi espíritu
los años eternos. De noche medité en mi corazón : me
ejercitaba y purificaba mi espíritu. ¿por ventura de-
sechará Dios para siempre o no volverá a ser benévolo ?)
¿por qué, si puede Dios, no satisface a la hambre
cruel que nos devora ?
CARVAJAL - SALMO
I
¡Oh, qué misterio espantoso
Es este de la existencia!
¡Revélame algo, conciencia!
¡Háblame, Dios poderoso!
Hay no sé qué pavoroso
En el ser de nuestro ser.
¿Por qué vine yo a nacer?
¿Quién a padecer me obligue?
¿Quién dió esa ley enemiga
De ser para padecer?
II
Si en la nada estaba yo
¿Por qué salí de la nada
A execrar la hora menguada
En que mi vida empezó?
Y una vez que se cumplió
Ese prodigio funesto,
¿Por qué el mismo que lo ha impuesto
De él no me viene a librar?
¿Y he de tener que cargar un bien contra el cual protesto?
III
¡AIma! si vienes del Cielo,
Si allá viviste otra vida
Si eres imagen cumplida
Del Soberano Modelo
¿Cómo has perdido en el suelo
La fe de tu original?
¿Cómo en tu lengua inmortal
No explicas al hombre rudo
Este fatídico nudo,
Entre un Dios y un animal?
IV
O si es que antes no exististe,
Y al abrir del mundo al sol
Tú, divino girasol
Gemela del polvo fuiste,
¿Qué crimen obrar pudiste?
¿De, contra quién, cómo y cuándo,
Que estuviese a Dios clamando
Que al hondo valle en que estás
Surgieses tú, nada más
Que para expiarlo llorando?
V
Pues cuanto ha sido y será
De Dios reside en la mente,
Tanto infortunio presente
¿No lo completaba ya ?
Y ¿Por qué, si en él esta
Del bien la fuente suprema,
Lanzó esa voz o anatema
que hizo súbito existir
Un mundo en que oye gemir
Y un hombre que de el blasfema ?
VI
¿Cómo de un bien infinito
Surge un infinito mal,
De lo justo lo fatal,
De lo sabio lo fortuito ?
¿por qué está de Dios proscrito
El que antes no le ofendió,
Y por qué se le formó
Para enloquecerlo así
De un alma que dice sí
Y un cuerpo que dice no ?
VII
¿Por qué estoy en donde estoy
Con esta vida que tengo
Sin saber de dónde vengo,
sin saber a dónde voy ;
Miserable como soy,
Perdido en la soledad
Con traidora libertad
E inteligencia engañosa,
Ciego a merced de horrorosa
Desatada tempestad ?
VIII
Hoja arrancada al azar
De un libro desconocido
Ni fin ni empiezo he traído
Ni yo lo sé adivinar;
Hoy tal vez me oyen quejar
Remolineando al imperio
Del viento; en un cementerio
Mañana a podrirme iré,
Y entonces me llamaré
Lo mismo que hoy: ¡un misterio!
IX
De pronto así cual soñando
En alta mar sorda v fuerte
Entre la nada y la muerte
Me encuentro a oscuras bogando;
Sopla el tiempo, y ando, y ando,
Ignoro a dónde y por qué,
Y si interrogo a la fe
Y a la razón pido ayuda,
Una voz me dice «duda»
Y otra voz me dice «cree»
X
Con menos alma, quizás
Sólo la segunda oyera,
O con más alma, pudiera
No equivocarme jamás:
Entonces creyera más,
O al menos, dudara menos;
Pero, a malos como a buenos
Plugo al Señor conceder
Luz bastante para ver
Que estamos de sombras llenos.
XI
La debilidad por guía,
La tentación por camino,
¿Es de virtud el destino
Que su bondad nos confía?
¿Es fuerza que en lucha impía
Nos pruebe el Genio del mal
Para ir a un condicional
Anhelado Paraíso?
¿Para ser bueno es preciso
Poder ser un criminal?
XII
Mas... ¡soy libre! y ¿para qué?
Para enrostrarme a mí mismo
EI caer a un hondo abismo
Que otro ha cavado a mi pie,
Y renegar de la fe,
Luz de mi infancia serena,
Y fiar a un grano de arena
La eternidad de mi ser,
Debiendo yo responder
De la creación ajena.
XIII
¡Somos libres! ¡libertad
Que no deja ni el consuelo
De enrostrar el mal al Cielo
O a nuestra fatalidad!
¡Libres... y la voluntad
Es plena para el deber!
Libres... y hay luz para ver
Lo que es crimen desear,
Y alma para delirar,
Y corazón para arder!
XIV
¡Libres, cuando delincuentes
Desde el vientre maternal
Ya éramos siervos del mal
Y del dolor penitentes;
Y con cadenas ardientes
Al crimen de otro amarrados
Ya estábamos sentenciados
A purgarlo aquí por él
Y a extender para Luzbel
La siembra de los pecados!
XV
¡Oh, Adán! ¿cuándo estuve en ti?
¿Quién te dió mi alma y mi pecho?
¿Quién te concedió el derecho
De que pecaras por mí?
Si en tu falta delinquí
Y en tu infición me condeno,
¿por qué un Dios tan justo y bueno
No me lavó en la virtud de otro Adán, y la salud
No me volvió en cuerpo ajeno?
XVI
Si en mis carnes heredé
La ponzoña de la suya,
¡Que en las carnes arda y fluya!
Pero en el alma ¿por qué?
Si mi alma su alma no fue,
Si es chispa de Dios directa,
¿Cómo de luz tan perfecta
Tan imperfecta salió?
Si Adán por Dios no pecó
¿Cómo su infección la infecta?
XVII
¡Absurdo! ¡no puede ser!
Y sin embargo es, y ha sido,
Y aquí lo siento, esculpido
En el fondo de mi ser,
Cual si otro Dios, Lucifer
Concurriese audaz con Dios
AI soplar dentro de nos
El vital celeste lampo
Y fuésemos luego el campo
Del batallar de los dos.
XVIII
¡Esperanza que me engañas,
Tentación que me provocas
Pasiones que con mil bocas
Me desgarráis las entrañas
Ciencia que mi vista empañas,
Orgullo que atas mi oído.
Razón que sólo has servido
Para perder la razón. . .!
...¡Ay! Contra tantos ¿qué son
Los que de polvo han nacido?
XIX
Dios que por prueba concitas
Enemigos qué vencer
Dáme armas, dáme poder
Para la lid que suscitas.
Pero si el poder me quitas,
Libre renuncio a existir,
Pues no debo consentir
Que me hayas venido a echar
Esclavo para lidiar
Libre para sucumbir.
XX
Si dijiste: "A cada cual
El bien y el mal le propongo,
El escoja y yo dispongo",
¿El hombre ha escogido el mal?
Escoge el reo el dogal
O unce el libre su cadena?
Si su ciencia, mala o buena,
Le basta para escoger,
¿El mismo ha venido a hacer
La elección que le condena?
XXI
Si libre siempre ha elegido
El hombre flaco y mortal,
¿A elegir siempre su mal
Qué negro azar lo ha impelido?
Y si, una vez que ha caído
Libre alguna vez se vió,
¿Cómo de nuevo tornó
De su pérdida al abismo,
Enemigo de sí mismo
Y del ser que lo creó?
XXII
Si tu infinita bondad
Presidió a cuanto hay creado,
¿Por qué le diste al pecado
Sombra de felicidad?
¿Por qué de la adversidad
Hiciste hermano al delito?
¡Ah! con verdad está escrito
Que cuando tu ángel bajó
Sólo un Lot, un justo, halló,
En la ciudad del maldito.
XXIII
Nula es mi sabiduría,
Pobre mi benevolencia
Pero si la Omnipotencia
Un instante fuese mía,
¡No! yo no concebiría
Culpas de la criatura!
Santa, universal ventura,
Fuera un himno sin cesar
¡De incienso para mi altar !
¡De amor para mi hermosura !
XXIV
No así en la obra de aquel
Que desóyenos su nombre,
Cual si el tormento del hombre
No lo atormentara a él;
Cual si pudiera cruel
Ser también consigo mismo,
O suscitar el abismo
Do impele a su creación
Por dar lugar al perdón
Con que adula su egoísmo.
XXV
¿Quién te hizo Dios? ¿Por qué, di
Cómo, dónde y cuándo vino
Privilegio tan leonino
A corresponderte a ti?
¿Por qué no me tocó a mí
Ese poder de poderes?
¡Ay! siendo lo que tú eres
No fuera el mundo cual es,
O aplastara con mis pies
Tan triste enjambre de seres.
XXVI
¡He aquí el mundo que a tu acento
Vió la hermosa luz del día!
Si fuese mi obra, sería
Mi eterno remordimiento:
Fue un edén tu pensamiento,
Un infierno resultó,
Y al hombre que te burló
Y audaz tu imagen degrada
No lo vuelves a la nada
XXVII
¡Qué importa, oh sol, tu esplendor
Jugando en mil gayas lumbres
Desde las nevadas cumbres
Hasta la nítida flor!
¡Que importan, noches de amor
Tus cariñosas estrellas. . . !
¡Ah! tantas cosas tan bellas
Que provocando a llorar
Parecen hoy extrañar
Delicias que vieron ellas!
XXVIII
Del templo monumental
Siguen contando el portento
El fúlgido pavimento
Y el dombo etéreo, inmortal;
Mas donde un velo nupcial
Cubrió angélicos sonrojos,
Hoy nos ofenden los ojos
Ahuyentándonos infectos,
Abominables insectos
Que procrean entre abrojos.
XIX
El palacio en que a reinar
El Creador nos convida,
Se tornó en prisión por vida
De aislamiento y de pesar.
De su excelso palomar
El alma inocente huyó:
atraída cuando vió
tu hermosura de la pampa,
Cayó aquí, como en la trampa
Que para el buitre se armó.
XXX
Lástima, lástima horrenda
Ver en tal desarmonía
Claro sol y alma sombría
El viviente y su vivienda.
Sentir la eterna contienda
Y el caos siniestro interior,
Cuando todo en derredor,
Todo, excepto el hombre infando,
Va en paz y en orden cantando
La gloria de su Hacedor.
XXXI
¡Oh angustia! sentir por dentro
De este infernal laberinto
La espuela cruel de un instinto
De algo que busco y no encuentro,
Caverna odiosa, y al centro
Un ojo para mirarla,
Luz que en vez de iluminarla
Permite que se entrevean
Vampiros mil que aletean
Luchando por apagarla.
XXXII
¿En dónde estás ¡oh verdad!
Oh rabia del alma mía,
Concierto de la anarquía,
Ley de la contrariedad,
Amor del odio, equidad
De tantas iniquidades,
Beldad de monstruosidades,
Tu razón, ¡oh Creador!
Para ver crimen y error
Sin que al surgir lo anonades?
XXXIII
¿En dónde estás ¡oh hermosura!
Que de ti no más que el nombre
Diste a otro ser como el hombre,
De arcilla y de desventura;
Esa ingeniosa impostura
Que al tacto se disipó
y sólo acibar dejó,
Y el vivo rastro infelice
De otro eslabón que eternice
El llanto que le costó?
XXXIV
Pobre mujer,sea cual sea
Tu elevación o tu afrenta,
¡quien habrá que hombre se sienta
Y sin caridad te vea!
La más feliz se crea
Es mártir aún de sus dichas,
Y a las demás, entredichas
como sombras del festín,
No tocó ni el bien ruín
De desahogar sus dichas.
XXXV
Gente... y más gente... y más gente
Pasa delante de mí,
¡Oh! qué triste es ver así
La humanidad en torrente!
ignoro cual es su fuente
Y en qué mar se perderá;
Mas de cierto juro ya
Que en el ser de cada uno
El aguijón importuno
De la desventura va.
XXXVI
¡Dardo que nunca se embota,
Elemento creador!
Inmenso pan de dolor,
Que la humanidad no agota,
Gaje fatal con que dota
La existencia a cada cual,
Genio insaciable del mal,
Demonio ¡sombra del hombre!
¡Dí quién eres, dí tu nombre
Para maldecirte tal!
XXXVII
¿Eres la serpiente horrenda
Que en su torva fantasía
Vió el escadinavo un día
Ciñendo el mundo tremenda?
Como con perpetuo delenda
Oigo su ronco silbar.
Y estrechando sin cesar
Sus férreos anillos duros,
¡Hace en sus ejes seguros
Gemir el orbe y temblar!
XXXVIII
¿No te basta el mundo? ¡Dí!
¿Son pocos tantos millones
De infelices corazones
Engendrados para ti?
Supremo déspota aquí,
¿Pasa de aquí tu poder?
Y aún no harto con hacer
De la existencia un infierno,
¿Siempre que el hombre sea eterno,
Como él. eterno has de ser?
XXXIX
Un tiempo la idolatría
Preces y altares te alzó
Y al Dios del bien lo negó
Y en ti a Dios reconocía
Te palpaba, te tenía,
Mal, soberano iracundo
Cual si con desdén profundo
Dios de su obra avergonzado
Hubiera en tu pro abdicado
El triste imperio del mundo.
XL
¡Ah! ¿qué no tiene el Señor?
Nunca agotarán sus manos
Sus oceanos de oceanos
De felicidad y amor;
¡Venid! dijo el Creador,
«Que a mi banquete os convida
Mi largueza» Estremecida
Natura hirviente fundió,
Y el hombre nació... ¡y nació
Llorando el don de la vida!
XLI
Angeles creó para sí,
En el cielo y para el cielo,
Ellos no bajan al suelo
A perder el cielo aquí;
No tan dichoso, ¡ay de mí!
Ha sido el hombre creado:
Nace para ser tentado,
Vive en pugna y en error,
E hijo de un mismo Señor
El no es el predestinado.
XLII
Entre dolores naciendo,
Miseria y dolor mamando
Pecado y llanto mirando
Sin saber lo que está viendo:
En su fuente van vertiendo
Desde antes de la razón,
La vida la tentación,
La tentación el delito
Y con éste, Dios lo ha escrito
¡Quizá la condenación!
XLIII
Fuente que de la montaña
Salió ernponzoñada ya,
En sus claras linfas va
Ponzoña por la campaña;
Envenena cuanto baña,
Corrómpese ella también,
¿Y quién la depura? ¿quién
La vuelve a su manantial?
¿Quién esa fuente del mal
Tornará fuente del bien?
XLIV
Y ¡ah! con balanza traidora
Dotóse a la criatura,
El mal lo palpa y lo apura,
El bien lo sueña. . . o lo llora:
Cuando uno es feliz lo ignora,
Cuando infeliz, bien lo prueba,
Parece que Dios nos lleva
Libro de cuentas extraño
Dándonos íntegro el daño,
Para que el bien se nos deba.
XLV
El mal es piedra que cae,
Niágara que se desprende;
El hombre no lo suspende.
Su propio ser se lo trae;
Parece que nos atrae,
Que él es nuestro fin preciso,
Y que de haber paraíso
Sobre este infierno, hacia él
Vamos contra una cruel
Ley que condenarnos quiso.
XLVI
La tempestad nos presenta
Sus iris por agasajo,
Un rayo de luz los trajo,
Otro rayo los ahuyenta;
Así en la eterna tormenta
De este infeliz corazón,
Si luce gaya ilusión
En el cielo del destino,
A una pulsación nos vino,
Y huye en otra pulsación.
XLVII
Siempre el mal va acompañado
De algo indeleble y eterno,
Y él tiene mas del infierno
Que del cielo al bien se ha dado:
El bien como que es prestado;
Mas ¡ay! bien propio es el mal.
Y aún las veces que el mortal
Fantástico lo delira,
Tiene su triste mentira
Más verdad que el bien real.
XLVIII
El recuerdo del placer
Es el dolor de su ausencia
Y nos duele en su presencia ,
El tenerlo que perder.
Un bien que no ha de volver
Es un torrnento mayor,
Y a fin de que su rigor
No diese treguas al pecho,
Dios en el recuerdo ha hecho
La eternidad del dolor.
XLIX
Un bien nunca satisface
Mientras que el mal es sobrado
Y el mal hace desgraciado,
Pero un bien feliz no hace;
Y tan predispuesto nace
El hombre para el pesar,
Que imbécil para gozar
Y hábil para padecer,
Llora su propio placer
Cuando no halla qué llorar.
L
Duda y exasperación
Dejan los padecimientos,
Y tedio y remordimientos
Deja el goce al corazón.
Lágrimas a un tiempo son
De angustia y risa despojos,
Y cuando libres de enojos
Más inocentes reímos,
Bien nos dice que mentimos
El llanto que hay en Los ojos.
LI
Yo, mísero, ya nací
Crisálida de la nada,
Y no ha de ser revocada
La sentencia que cumplí.
Dispones, ¡oh mal! de mí
Y a evitarte nada alcanza
Armada de ti se avanza
La eternidad luego en pos
Y hay que dar eterno adiós
Al sueño de la esperanza.
LII
La vida es sueño- ¡Callad,
Oh Calderón! estáis loco:
Hace veinte años que toco
Su abrumante realidad;
Yo te palpo ¡Iniquidad!
¡Desgracia! no eres fingida.
Que si al placer dí acogida,
Un instante aquello fue;
Un instante en que olvidé
La realidad de la vida.
LIII
¿La vida un sueño? ¡Qué sueño
Tan raro en su obstinación!
¡Siempre el mismo! ¡Siempre Ixión
Volteando en su hórrido leño
Siempre en su bárbaro empeño
El demonio que llevamos!
¡Ah! con razón despertamos
Con lívida faz que aterra,
Yertos, mordiendo la tierra
Que en frío sudor empapamos.
LIV
No es un sueño, es un delirio
Es pesadilla infernal
De un despierto, un criminal
Que envejece en el martirio.
En vano irónico cirio
Nos alumbra la razón:
Entrevemos salvación ,
De dicha y paz hay asomo
Mas ¡ah! Los pies son de plomo
Y es Tántalo el corazón.
LV
Duelo y crimen sólo veo,
Duelo y crimen sólo aspiro,
Al mal un verdugo miro
Y al mundo un inmenso reo,
Despechado clamoreo
Oigo alzarse eternamente,
Y con hastío vehemente
Pasma la imaginación
Que esta sea la creación
De un Dios amante y clemente
LVI
¿Quién sino el genio del mal
Improvocado y sañudo
Revestirme el alma pudo
De carne flaca y mortal?
¿Quién sino él a este raudal
De corrupción me trajera
A tornar en monstruo, en fiera,
Un ente ávido del bien
Digno sólo de un edén
Donde feliz ser debiera ?
LVII
¿ Por qué, invisible sayón
Que llamo y no me respondes,
Lanzas el dardo y te escondes
A mi desesperación?
Estoy a tu discreción,
Invulnerable enemigo;
Sáciate, apúra el castigo,
Triunfa y goza en mi dolor
Mientras yo, vil gladiador,
Te saludo y te bendigo.
LVIII
«Ama, cree, sufre y espera»,
Me dirá, «que aunque te espante
La vida, es sólo un instante
De probación pasajera»
¡Señor! por corta que fuera
Fue sobrada para mí
Si el instante que viví
Bastó para condenarme,
Bastó para exasperarme,
¡Hasta blasfemar de ti!
LIX
¡Cómo es posible, Dios mío,
Que haya tantos, tantos tristes
Cuando tú, oh Señor, existes
Con tu inmenso poderío,
Y cuando de tu albedrío
Solamente a la intención
En lluvia de bendición
Sonreída a nuestro ruego
Volviera la vista al ciego
Y al demente la razón!
LX
Esta abdicación que has hecho
De tu excelsa voluntad
En mal de la humanidad,
Aunque intentada en provecho,
He aquí el correntoso estrecho
Y el escollo en que caí,
Y yo no puedo ¡ay de mí!
Juzgar de tu providencia
Sino con esta conciencia
Con que a juzgarme aprendí.
LXI
¡Sabios funestos, callaos!
El caos físico ha cesado,
Pero el que lo hizo ha dejado
Al espíritu en un caos.
¡Pobres hombres! revolcaos
Mintiendo felicidad;
Yo entre tanta oscuridad
Rebelde contra mi suerte,
Ansío deberle a la muerte,
O la nada o la verdad.




EL BAMBUCO

Aire y baile popular de la Nueva Granada
(Colombia)
I
Para conjurar el tedio
De este vivir tan maluco
Dios me depare un bambuco,
Y al punto, santo remedio.

Buena orquesta de bandola
Y una banda de morenas,
De aquellas que son tan buenas
Que casi basta una sola.

¡Y aquí de los granadinos!
¡Venga el cometa dragón!
Veremos el encontrón
Sin dársenos tres cominos.

¡Lejos Verdi, Auber, Mozart!
Son vuestros aires muy bellos,
Más no doy por todos ellos
EI aire de mi lugar.

"Mal gusto" diréis, tiranos,
Más yo en mi gusto porfío,
Que bueno o malo, es el mío
Y el de todos mis paisanos.

Ningún autor lo escribió,
Más cuando alguien lo está oyendo,
El corazón va diciendo,
«Eso lo compuse yo».
Y bien se ve que no miente,
Pues hijo de padre tal,
Es como triste y jovial,
Quejumbroso, inconsecuente.

Nadie lo hizo, porque nos
Disfrutamos del derecho
De recibirlo ya hecho
Todo de manos de Dios.

Vino y pan, tienda y colchón
El árbol sabe ofrecernos,
¿Por qué no ha de componernos
El viento nuestra canción?

Justo es que nadie se alabe
De inventor de aquel cantar
Que es de todos, a la par
Que el cielo, el viento y el ave.

Del Carchi hasta Panamá
Nuestros niños lo adivinan.
Nuestros pájaros lo trinan
Y en nuestras brisas está.

Es el lamento que lanza
El genio de estas regiones
Por tantas generaciones
Que vió morir sin venganza.

Una melodía incierta
Intima, desgarradora,
Compañera del que llora
Y que al dolor nos despierta.

O una risa de placer,
Instadora, turbulenta,
Que arrebata, que impacienta
Con eléctrico poder.

Un retozo tan simpático,
Que en contagiosa locura
No consiente ceja dura
Ni melindre aristocrático.

Nuestros rústicos con él
Cantan al recién nacido,
Y él les sirve de gemido
De una tumba en el dintel.

Parabién o funeral
Del que nace o del que muere:
Ya solemne miserere,
Ya cántico bacanal.

Doma con él los rigores
De su Filis un patán,
Mejor que el mismo don Juan
Con su almanaque de amores;

Y cuando a su desdeñosa
Feroz castiga el salvaje
Propinándole el brebaje
De la tonga ponzoñosa,

Ella, en fatal zamacuco
De erótico frenesí,
Corre y danza aquí y allí
Tarareando el bambuco.

Hay en él más poesía,
Riqueza, verdad, ternura,
Que en mucha docta obertura
y mística sinfonía;

Y así respóndele fiel
El corazón donde llega:
Con él el alegre juega
Y el triste llora con él

Mágico el más obediente,
Camaleón musical,
Siempre el mismo original,
Pero siempre diferente.

Eterna variación
En que hallamos por instinto
Acento fiel y distinto
Para cada sensación;

Porque ha fundido aquel aire
La indiana melancolía
Con la africana ardentía
Y el guapo andaluz donaire.

Su ritmo vago y traidor
Desespera a los maestros;
Pero acá nacemos diestros
Y con patentes de autor.

Tesoro de pobres es,
Y ¡ay! que nadie se lo quita,
Mientras su voz lo repita
Y lo ejecuten sus pies.

Y si ordenase un tirano
La abolición del bambuco,
Pronto vieran cuán caduco
Es todo poder humano.
II
En un salón de palmares
Que vagando descubrí,
Su hechicera danza vi
Al compás de sus cantares.

Era una noche de aquellas
Noches de la patria mía,
Que bien pudieran ser día
Donde no hay noches como ellas.

El terciopelo mejor,
Al del cielo no igualaba,
Ni estrella alguna faltaba
A esa gran cita de amor.

Oíanse los bramidos
Del Cauca y sus reventones,
Como enjambres de leones
Celosos o mal dormidos:

Y el aura circunvolante
Embalsamaba el lugar,
De albahaca y de azahar,
Y de jazmín embriagante.

Ñapangas, que por modelo
Las quisiera un escultor,
Giraban al resplandor
De las lámparas del cielo.

De indianas y de españolas
Las perfecciones lucían,
Lindas ¡ay! que parecían
Enamorarse ellas solas.

Bajo una gran cabellera
Un blanco busto imperial
Y una forma amplia y cabal
Cuanto elástica y ligera:

Rica tez, mórbido pecho,
Nada de afeite o falsía
Que el arte no enmendaría
Lo que hizo Dios tan bien hecho.

Contra el talle de jazmín
Un brazo en jarra elegante,
Caído el otro adelante
Sofaldaba el faldellín;

Y era de verse el candor
De esos rostros de ángel, cuando
Iba en los pies retozando
Un demonio tentador.

¡Y qué pies! ni el mameluco
Sultán mejores los vió:
El diablo los inventó
Para bailar el bambuco.

Se alternaban pulcramente
Hincando rápida huella.
Y ondulaba toda ella
La fascinante serpiente.

Al compás del tamboril
Con la bandola armoniosa
Y a la venia respetuosa
Del desafiador gentil.

Una por una salía
Hacia su galán derecha,
Y él, la boca almíbar hecha,
Aguardarla parecía.

Más, con sandunga imanada,
Ella, escapando del pillo,
Como el boa al pajarillo
lo atraía en retirada.

¡La eterna historia de amor!
¡Ley que natura instituye!
La mujer siguiendo al que huye
Y huyendo al perseguidor.

Ya evitaban su mitad,
Ya lo buscaban festivas.
Provocadoras y esquivas
Como la felicidad.

La una pareja cantando,
La otra vivas respondiendo.
Las coplas que iban diciendo
Iba el amor enseñando.

Poesía humilde era aquella,
Pero, en su espontaneidad
Bella como la verdad
Y a veces triste como ella.

Dos veces eran bastantes
Para hacerla bien sentida:
Amor, cielo de la vida;
Celos, infierno de amantes.

Y cual la danza en sus giros,
La música en sus manejos
Iba burlando en sus dejos
O acompañando en suspiros.

Yo, sentado sobre un tronco,
Contemplaba aquella escena
En esa noche serena
Y al mugir del Cauca bronco.

Esas cándidas figuras
Que ondulaban y reían
Y hasta mí en sombra veían
Como a acariciarme a oscuras;

Y aspiraba esos olores
Mezclados a esos sonidos;
Y ese aire que los vestidos
Les salpicaba de flores;

Y todo en mi derredor,
Desde el silencioso cielo
Hasta la grama del suelo
Y el bambuco seductor,

Formaba tal armonía,
Que todo a un golpe creado,
Y uno para otro inventado
Por el Señor parecía.

Allí el poder peregrino
Del bambuco percibí;
Jamás, desde que nací,
Me sentí más granadino;

Y si un pensamiento malo
Me hirió la imaginación,
Porque era gran tentación
Tanta inocencia y regalo,

Mi alma de poeta quiso
Holgarse en ver solamente,
Y no ir a hacer de serpiente
De aquel nuevo paraíso.

Más bien exclamé gozoso:
" Gracias a Dios ya encontré
Un pueblo feliz, ya sé
Dónde y cómo uno es dichoso.

A otros, con ciencia y riqueza,
Tedio cruel royendo está;
A éstos, de balde les da
Fiesta real Naturaleza".
III
Cambió la situación:
Pronto sonó, enhoramala,
La maldita generala
De alarma y revolución.

Todos mis conciudadanos
Gozaron de su derecho
De ir a atajar con el pecho
Las balas de sus hermanos.

Vi a mis pobres campesinos
Cambiados en dragonazos
Aprendiendo a machetazos
Los fueros neogranadinos;
Y a su lado en la pelea
Las heroicas voluntarias,
Esas dulces pasionarias
De la danzante asamblea.

Entonces, entre el chischás
De la lanza y el trabuco,
Del infalible bambuco,
Vi el poder una vez más.

Bien puede estar sin ración
El granadino soldado,
Y descalzo trasnochado:
Eso entra en la diversión.

Después de veinte chubascos
Por páramos inclementes,
Cruzando a nado torrentes
Y rodando por peñascos;

Tras de una jornada impía
Que desjarretara a un perro,
Hecha en caminos de hierro
De los que Adán conocía;

Desde el gentil bogotano
Que aun al morir suelta un chiste,
Hasta el indio humilde y triste
Que no abrió el cantón cristiano.

Llegado el momento crítico
De embestir al contendor
Entran con todo el fervor
De un "adversario político",

Y en ese truco y retruco
Triunfa el primero que manda
A su respectiva banda:
"¡Muchachos, rompa el bambuco!".

Tal se encarnice irrisoria
Nuestra fraticida holganza:
Matarnos a són de danza,
Sin causa alguna y sin gloria.

Pero en otra ,en mejor guerra,
La única de lauros digna
Y en que el señor no se indigna
Viendo ira y sangre en la tierra,

Tambien el bambuco fue
Música de la victoria,
Y aunque lo olvide la historia
Yo se lo recordaré:

El a Córdoba marcó
Su paso de vencedores.
Y de los libertadores
La hazaña solemnizó.

¡Campo inmortal, sol bendito!
Cuanto haya soñado allí,
Cual la voz del Sinaí
Resonará en lo infinito.

Y nuestro aire nacional
Iris fue allí de vencidos,
Parabién de redimidos,
De déspotas, funeral.

Le debemos en conciencia
Gratitud, y mientras él
Exista, guardará fiel
Nuestra patria independencia.

Yo, para ser benemérito
Desde el solio hasta el conuco,
No ambicionara otro mérito
Que haber compuesto el bambuco

' Muchachas del pueblo en Popayán. Palabra de origen uichua, que otros escriben yapanga o llapanga. En cuanto al nombre del bambuco, supónese que vino de Africa


NOCHE DE DICIEMBRE

Noche como ésta, y contemplada a solas
No la puede sufrir mi corazón:
Da un dolor de hermosura irresistible
Un miedo profundísimo de Dios.

Ven a partir conmigo lo que siento,
Esto que abrumador desborda en mí;
Ven a hacerme finito lo infinito
Y a encarnar el angélico festín.

¡Mira ese cielo!... Es demasiado cielo
Para el ojo de insecto de un mortal
Refléjame en tus ojos un fragmento
Que yo alcance a medir y a sondear.

Un cielo que responda a mi delirio
Sin hacerme sentir mi pequeñez;
Un cielo mío, que me esté mirando
Y que tan sólo a mí mirando esté.

Esas estrellas . . . ¡ ay, brillan tan lejos!
Con tus pupilas tráemelas aquí
Donde yo pueda en mi avidez tocarlas
Y apurar su seráfico elíxir.

Hay un silencio en esta inmensa noche
Que no es silencio: es místico disfraz
De un concierto inmortal. Por escucharlo
Mudo como la muerte el orbe está.

Déjame oírlo, enamorada mía
Al través de tu ardiente corazón:
Sólo el amor transporta a nuestro mundo
Las notas de la música de Dios.

El es la clave de la ciencia eterna,
La invisible cadena creatriz
Que une al hombre con Dios y con sus obras,
Y Adán a Cristo, y el principio al fin.

De aquel hervor de luz está manando
El rocío del alma. Ebrio de amor
Y de delicia tiembla el firmamento,
Inunda el Creador la creación.

¡Sí, el Creador! cuya grandeza misma
Es la que nos impide verlo aquí,
Pero que, como atmósfera de gracia,
Se hace entretanto por doquier sentir. . .

Déjame unir mis labios a tus labios,
Une a tu corazón mi corazón,
Doblemos nuestro ser para que alcance
A recoger la bendición de Dios.

Todo, la gota como el orte, cabe
En su grandeza y su bondad. Tal vez
Pensó en nosotros cuando abrió esta noche,
Como a las turbas su palacio un rey.

¡Danza gloriosa de almas y de estrellas!
¡Banquete de inmortales! Y pues ya,
Por su largueza en él nos encontramos,
De amor y vida en el cenit fugaz.

Ven a partir conmigo lo que siento,
Esto que abrumador desborda en mí;
Ven a hacerme finito lo infinito
Y a encarnar el angélico festín.

¿Qué perdió Adán perdiendo el paraíso
Si ese azul firmamento le quedó
Y una mujer, compendio de Natura,
Donde saborear la obra de Dios?

¡Tú y Dios me disputáis en este instante!
Fúndanse nuestras almas, y en audaz
Rapto de adoración volemos juntas
De nuestro amor al santo manantial.

Te abrazaré como la tierra al cielo
En consorcio sagrado; oirás de mí
Lo que oidos mortales nunca oyeron,
Lo que habla el serafin al serafín.

Y entonces esta angustia de hermosura,
Este miedo de Dios que al hombre da
El sentirlo tan cerca, tendrá un nombre
Eterno entre los dos: ¡felicidad!
..............................................................................................
La luna apareció: sol de las almas
Si astro de los sentidos es el sol.
Nunca desde una cúpula más bella
Ni templo más magnífico alumbró.

¡Rito imponente! Ahuyéntase el pecado
Y hasta su sombra. El rayo de esta luz
Te transfigura en ángel. Nuestra dicha
Toca al fin su solemne plenitud.

A consagrar nuestras eternas nupcias
Esta noche llegó... ¡Siento soplar
Brisa de gloria, estamos en el puerto!
Esa luna feliz viene de allá.

Cándida vela que redonda se alza
Sobre el piélago azul de la ilusión,
¡Mírala, está llamándonos! !Volemos
A embarcarnos en ella para Dios!

Bogotá, diciembre de 1874

viernes, 6 de noviembre de 2009

COSMO VISIÓN DEL DEVENIR HUMANO



Estas metacogniciones acerca del ser humano nos permite reflexionar y acercarnos al mundo de argumentos que trasforman, desde la inteligencia y la voluntad.
Antes de iniciar preparemos el camino para cuestionar nuestras propias ideas acerca de la concepción que tenemos como seres racionales y dotados de inteligencia y voluntad, pero realmente cuales son los argumentos que se emplean para recorrer el sendero de la superioridad del hombre, cuando en distintos espacios del transcurrir de la historia realizamos cuestionamientos diversos acerca de la evolución, de la creación y la filosofía, uno de los primeros antecedentes en la cadena de la evolución, a la cual me refiero en el último peldaño “ homo sapiens” hombre que piensa, lógico veamos algunas razones.
Por consiguiente, es cierto que el hombre piensa tanto que propuso la teoría de la evolución, de Charly Darwin, donde queda reflejado la desigualdad porque aplica la controversia de mas fuerte contra el mas débil, de igual forma podemos ver los aspectos positivos de la inteligencia y la voluntad, desde el punto de la creatividad, pues el ser humano desde el momento que creo las necesidades de la comunicación creo los códigos lingüísticos, las grafías y los fonemas medio de interacción que ha venido evolucionando hasta el punto que ahora nos comunica por medio de emoticones y las tecnologías de la información y la comunicación, luego de todo un devenir en todos los procesos y épocas de la historia.
Otra de la incidencias de la utilización de la mano y la transcendencia de la adecuación de espacios, a pesar que estas teorías van en contraposición de lo propuesto por la fe judeocristiana, es importante mencionar el versículo bíblico en donde se menciona lo siguiente “ y creo Dios al hombre a su imagen y semejanza “ lo cual se refiere que fue dotado de una voluntad e inteligencia, para gobernar a las fieras salvajes y transformar o adecuar al mundo, de todos modos al referirnos a estos aspectos, debemos mencionar la unidad sicosomatica, osea material o en otros términos cuerpo alma, desde luego estos componentes acompañados de la ética.